Todo aquel que tenga niños o conviva con ellos habrá
experimentado más de una vez la pesadilla que supone la tos nocturna, tanto
para el propio afectado como para todos aquellos que duermen cerca. Entre los
múltiples remedios propuestos para su tratamiento, la miel siempre ha ocupado
un lugar destacado. Además de formar parte de la interminable lista de
"remedios de la abuela", diversos estudios han puesto de manifiesto
su utilidad.
Curiosamente, la revista Pediatrics publica, en su edición online
del 6 de agosto, un nuevo estudio sobre el tema que parece algo más riguroso
que otros realizados anteriormente, ya que se trata de un ensayo randomizado
(aleatorizado), controlado con placebo, doble ciego y que compara tres tipos de
miel. El estudio se realizó con 300 niños de 1 a 5 años y analiza tanto la
frecuencia de la tos como su repercusión sobre el sueño del niño y de los
padres. La miel se administró a dosis de 10g tanto de forma directa como
diluida en algún líquido.
Con este estudio los autores concluyen que la
miel es una opción efectiva (superior a placebo) para el tratamiento de la tos
nocturna en niños mayores de 1 año con infección respiratoria del tracto
superior.