La rehabilitación cardiaca en España

La cardiopatía isquémica, como el infarto y la angina de pecho, es la primera causa de muerte en la mayoría de las sociedades desarrolladas. La insuficiencia cardíaca, la tercera. La Rehabilitación Cardíaca (RC), según la definición de la OMS, es “la suma coordinada de intervenciones requeridas para influir favorablemente sobre la enfermedad, asegurando las mejores condiciones físicas, psíquicas y sociales para que los pacientes, por sus propios medios, puedan conservar o reanudar sus actividades en la sociedad de manera óptima.

Este tipo de programas deben de obedecer a las necesidades que los pacientes con cardiopatía desarrollan después de haber presentado un evento cardiovascular y son a largo plazo. En general, las actividades que los comprenden son: la evaluación médica y al estratificación de riesgo cardiovascular consecuente, la prescripción de programas de entrenamiento físico, el cambio de estilo de vida hacia uno cardiosaludable, la enseñanza y el consejo a los pacientes.

La rehabilitación no debe considerarse como una terapia aislada, sino que debe ser integrada en el tratamiento global de la cardiopatía, de la cual ésta forma sólo una faceta. Se trata de la prevención secundaria, es decir
mejorar la calidad de vida asociada a la salud, disminuir las limitaciones producidas por la sintomatología, promover la adaptación del paciente a sus enfermedades crónicas, controlar la depresión y la ansiedad, brindar consejo experto sobre la actividad sexual, reducir el riesgo de muerte súbita ó reinfarto, estabilizar ó revertir el proceso de aterosclerosis, fomentar el retorno al trabajo y en general, promover la reintegración a su vida cotidiana tanto laboral como social, sexual y familiar.

Pues bien, en España sólo 27 centros llevan a cabo programas de RC, de los cuales dos tercios (el 66,6) se concentran en tres comunidades autónomas (Cataluña, Madrid y Andalucía). En las Islas Baleares no hay ningún centro, ni público, ni privado, que realice programas de rehabilitación cardiaca. Esto conlleva que, según la Sociedad Europea de Cardiología, menos de un 5 por ciento de la población tributaria española se beneficia de este tratamiento, mientras que en Suecia o Alemania lo hacen entre el 50 y el 75 por ciento de los pacientes con indicación de RC. En Italia, el 25 por ciento.

Este dato tiene otra interpretación. Aproximadamente 95 de cada cien nuevos infartados no reciben rehabilitación cardíaca. Este dato es preocupante en tanto en cuanto la incidencia anual de infartos en España es de 68.500 casos. A lo cual hay que añadir la Isquemia Crónica (IC), que se presenta en el 1-2% de la población mayor de 40 años, y en el 10 por ciento de la población por encima de los 60 años.

Aunque se rehabilita al 5 por ciento de los pacientes que ha sufrido un infarto, sólo se hace lo propio con menos del 1 por ciento de los posibles candidatos, sobre todo los pacientes con insuficiencia cardiaca. Así pues, la RC es un tratamiento eficaz, eficiente, y seguro, pero infrautilizado en España.

No se está ofreciendo un tratamiento completo a los pacientes con patología cardíaca, con el que se obtendría una serie de beneficios como el descenso de la mortalidad entre el 20 y el 26 por ciento, el descenso en los marcadores inflamatorios, la mejora en la capacidad funcional, y la mejoría del estado psicológico del paciente.

Las causas de esta baja implantación de los programas de RC es multifactorial, no obstante, podemos remarcar algunas como: falta de recursos, falta de apoyo de las instituciones, falta de conocimiento e información de los pacientes, desconocimiento por parte de los profesionales sanitarios, ‘desinterés’ por parte de cardiólogos y médicos rehabilitadores, y por último, ‘falta de entendimiento’ entre los diferentes servicios que integran las unidades multidisciplinarias e interdisciplinarias de la rehabilitación cardiaca.

Se olvidan también factores económicos. Un estudio (pag.16) de la prestigiosa consultoría "
Prognos AG" para la "Sociedad Alemana de Rehabilitación Médica" -Deutsche Gesellschaft für Medizinische Rehabilitation e. V. (DEGEMED), afirma que cada euro invertido en rehabilitacion médica revierte en una ganancia para la economía nacional de cinco euros. Con la rehabilitación miles de personas pueden integrarse de nuevo al mercado laboral y por lo tanto se ahorran millones de euros en días de baja laboral y aportaciones para el desempleo o pensiones. La rehabilitación, tanto ambulatoria como la que se efectúa en hospitales, crea miles de puestos de trabajo para personal cualificado y esto revierte de nuevo en la sociedad con el consiguiente utilización y consumo de material sanitario de todo tipo, manteniendo con ello puestos de trabajo en las empresas de tecnología sanitaria. Además multitud de instalaciones hoteleras, con un mínimo en inversiones podrían ser reconvertidas en clínicas de rehabilitación especializadas en órganos o sistemas, desestacionalizando, es decir manteniendo así los puestos de trabajo durante todo el año, y creando también nuevos puestos de trabajo para personal sanitario. Cualquier hotel de un balneario, con una mínima inversión, podría servir como clínica de rehabilitación. Buenos ejemplos de ello se encuentran por toda Europa, sobre todo en Alemania. En definitiva hay que salirse del modelo de que la rehabilitación en sólo un gasto sino que puede ser el mayor generador de puestos de trabajo del sector sanitario y convertirse un día en pequeña locomotora de la economía nacional.