Reducir el sedentarismo, bueno para el bolsillo

Todo el mundo está de acuerdo en que la actividad física es importante en una política de salud, pero más allá de esta evidencia existen incertidumbre porque "cuesta mucho traducir los datos científicos en actuaciones concretas", ha afirmado Michael Pratt, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que ha participado en el Ciclo de Conferencias del Foro Ganasalud, de la Comunidad de Madrid. "Antes de implantar una política concreta de promoción de la actividad física, como la construcción de un carril bici, la gratuidad de los gimnasios para mayores o la puesta en marcha de un programa para que los niños hagan ejercicio físico, se pide una evaluación económica de la medida. Un investigador debe hablar en los mismos términos que los gestores: gasto, coste-efectividad y ahorro".

En opinión de Pratt, se debe comparar el coste de una intervención con su eficacia medida a través de resultados en salud; por ejemplo, en años de vida que se ganan. Los estudios del impacto económico de medidas sanitarias valoran su utilidad midiendo su coste en relación con los años de vida ganados ajustados por su calidad (QALY, por sus siglas en inglés).

¿Pero una persona activa ahorra dinero? El equipo de Pratt ha realizado un estudio muy simple para intentar dar más luz a este hecho: "Hemos comparado los costes médicos durante un año de personas sedentarias y de otras activas. Los resultados han sido claros: los sedentarios gastan al año 755 euros más al año en cuidados médicos (1.000 dólares) que las personas que realizan actividad física regular. Estos datos han abierto los ojos a los legisladores estadounidenses, que se han dado cuenta de la magnitud del problema, ya que si se suman todos los costes sanitarios, el sedentarismo es el responsable del cinco por ciento de los costes sanitarios del país. Esta investigación ha sido, en gran medida, la responsable de la puesta en marcha del Programa Nacional de Actividad Física estadounidense.

"En el mundo se han realizado una decena de estudios de esta clase -en Estados Unidos, Brasil, Canadá, Australia y Europay se ha comprobado que la falta de actividad física causa entre el 1 y el 5 por ciento de los costes médicos totales. Reducir el sedentarismo es bueno no sólo por motivos de salud sino también por causas económicas"

Pese al optimismo de esta postura, Pratt se queja de la poca información que existe de países con rentas medias y bajas principalmente porque existen pocos datos epidemiológicos. Además, sólo algunos estudios han incluido los costes indirectos y los relativos a la productividad. Pratt recomienda el análisis del coste de la inactividad como prioridad para influir en la política. Además, destaca que en estos análisis hay que incluir datos de costes indirectos, como de descenso de productividad y el absentismo.

El Centro Médico Tufts, en Estados Unidos, ha realizado un metaanálisis de 14 estudios publicados que relacionan ejercicio físico con QALY. "En la mayoría la evidencia muestra que la actividad física reduce costes, aunque las ventajas se aprecian sobre todo en mayores de edad avanzada".

Para Alfonso Jiménez, Profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Europea de Madrid, el valor de la implantación de programas de actividad física no es el dinero que pueden llegar a ahorrar, sino "la reducción del coste de la inactividad, que es similar al que provocan una mala nutrición y el tabaquismo. Se han realizado leyes para mejorar la alimentación y evitar el tabaquismo, pero aún no existe ninguna iniciativa para fomentar la actividad física".

Cerca de 5.000 ancianos de Washington participaron en un programa para fomentar la actividad física mediante paseos y gimnasio gratuito denominado Silver Sneakers (zapatillas plateadas, en referencia al color gris-plateado del pelo de la tercera edad). Investigadores de la Universidad de Washington, financiados por los Institutos de Salud estadounidenses, compararon el gasto sanitario de los participantes con otros 9.000 ancianos sedentarios. El estudio demostró que los ancianos que participaron en el programa de paseos ahorraron en costes sanitarios una media de 380 euros al año (500 dólares).

La Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una aplicación informática para comprobar si la instalación de un carril bici es coste-efectiva denominada HEAT for cicling (Programa de evaluación económica para fomentar el ciclismo). Esta herramienta permite obtener una estimación del beneficio anual (por ciclista, por recorrido y el total anual) de la instalación de carriles bici.

El análisis se puede realizar en multitud de situaciones: antes de planificar una nueva infraestructura que aumente el número de ciclistas, la variación de los niveles de mortalidad según la infraestructura construida y el número de usuarios y un estudio prospectivo del impacto de una mejora que permita que más personas vayan en bicicleta.

La aplicación intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: si un número determinado de personas recorren una distancia en bicicleta la mayoría de los días, ¿cuál es el beneficio para la salud que se desprende de esta práctica? Los datos se basan en un estudio del Centro de Estudios Prospectivos, en Dinamarca, que descubrió que el riesgo relativo de mortalidad entre los ciclistas habituales de entre 20 y 60 años es un 0,72 por ciento menor que la población general. Partiendo de esta base, la herramienta calcula el ahorro para la sanidad.

Uno de los escasos estudios sobre impacto económico del deporte que se han realizado en España fue realizado en 2006 por la Secretaría General de Deportes de la Fundación Catalana para el Deporte.

El estudio (al que se puede acceder pinchando aquí) constató que un euro invertido per capita en la promoción del deporte comporta un incremento del 0,53 por ciento de los practicantes de ejercicio durante más de tres horas a la semana.

Los investigadores analizaron estos datos y los cruzaron con la prevalencia de hipertensión, dislipemias, diabetes, obesidad y enfermedad cardiovascular en su comunidad autónoma. También calcularon la posible reducción en la prevalencia de estas enfermedades debido a la práctica de deporte. Con esos datos descubrieron que por cada euro invertido se ahorraban en gasto sanitario más de 295 euros.

Via: diariomedico.com