INGREDIENTES (para 4 personas):
- Una gallina tierna de un kilo.
- Un vaso de vino blanco.
- 2 dl de aceite oliva de 0´4 grados.
- 100 g de harina para rebozar.
- 10 almendras crudas.
- Una yema de huevo crudo.
- Dos de huevos cocidos.
- 100 g de cebolla.
- 1 diente de ajo.
- 1 ramita de perejil.
- 1 hoja de laurel.
- unos cuantos taquitos de jamón.
- Sal.
- Pimienta negra molida.
- 3 dl de caldo.
Troceamos la gallina por las articulaciones en 8 trozos. Salpimentamos los trozos y los enharinamos. Los sofreímos en aceite muy caliente en una sartén y una vez dorados los escurrimos sobre un papel de cocina. Introducimos en una cazuela. En la sartén dejaremos un poco de aceite para sofreír la cebolla bien picada; cuando esté dorada, la vertemos en la cazuela añadiendo también el agua y el vino hasta cubrir la gallina, además del laurel y el perejil. Dejamos cocer durante tres cuartos de hora o más si se precisa, y se remueve con frecuencia para que no se pegue la harina. Escaldamos las almendras para quitarles la piel y las picamos junto con el ajo y las dos yemas de huevo cocido; lo mezclamos dentro de un poco de caldo caliente y lo agregamos a la gallina que se cuece en la cazuela. Casi al final de la cocción añadimos los taquitos de jamón. Lo servimos en una fuente caliente acompañado de una guarnición de champiñones salteados y verduras semicocidas y terminadas en el horno.
La gallina es un ave que destaca por su sabrosa carne. En esta tradicional preparación y como ingrediente principal, aporta a la comida diversos nutrientes como las proteínas de calidad, grasas saturadas, vitaminas (B12, B2, B6 y vitamina A) y minerales (potasio, magnesio, fósforo y hierro). En este plato, en el que si se tiene cuidado con el aceite del sofrito no tiene porqué resultar graso, el sabor suave de la carne combina muy bien con la guarnición vegetal. Son precisamente los vegetales los que pueden enriquecer enormemente la receta aportando vitaminas del grupo B, antioxidantes, minerales y fibra. Además, el acompañamiento de verduras contribuye a aumentar la sensación de saciedad y a disminuir la ración de proteínas animales que siempre van asociadas a las grasas saturadas, nutriente que ingerimos en exceso y que conviene disminuir con el fin de mejorar la salud cardiovascular.
Via: consumer.es
De postre, unas uvas. Después del postre, un paseo. Empieza, para mí, el otoño y tengo la sensación de que las temperaturas van a bajar considerablemente en unos cuantos días.