Tener relaciones sexuales con regularidad tiene un efecto protector frente al desarrollo de disfunción eréctil

Tener relaciones sexuales con regularidad tiene un efecto protector frente al desarrollo de disfunción eréctil (DE) en los hombres con edades comprendidas entre los 55 y 75 años. Así concluye una investigación efectuada en la Universidad de Tampere, Finlandia, sobre una muestra de 989 hombres, a los que se realizó un seguimiento a lo largo de cinco años.

Los resultados indican que los hombres que mantenían relaciones sexuales menos de una vez por semana registraban el doble de probabilidades de desarrollar DE en los siguientes cinco años, en comparación con los que lo hacían al menos una vez a la semana. Y cuando se comparaban con los que practicaban el sexo tres o más veces por semana, el riesgo era casi cuatro veces mayor. El estudio, liderado por Juha Koskimaki, ha sido publicado en la revista "American Journal of Medicine".

La DE es la incapacidad de conseguir y mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria. Es un problema frecuente que aumenta con la edad. Numerosos factores pueden alterar los mecanismos fisiológicos de la erección. El 80% de los casos de DE son debidos a una causa orgánica, y la más frecuente es la enfermedad vascular, seguida de los problemas neurológicos y hormonales. El 20% restante son de causa psicológica, aunque en muchos casos ambos factores están implicados. Hasta hace poco se consideraba que este trastorno formaba parte del proceso natural de envejecimiento y se aceptaba como tal.

La aparición de estudios que relacionan la DE con afectación vascular sistémica ha provocado que se la considere un marcador de alteración vascular generalizada. La erección es un proceso neurovascular en el que los vasos sanguíneos del pene juegan un papel importante. Así, pacientes fumadores, con enfermedad coronaria, diabetes o hipertensión, tienen una mayor tasa de impotencia.

Con esta premisa es lógico pensar que, en ciertos casos, la DE no es sólo un problema local sino que puede ser la señal que alerte de enfermedad vascular en otras localizaciones. Esto significa que en todo sujeto con DE debe evaluarse el riesgo cardiovascular y, una vez establecido, tomar las medidas apropiadas. La DE tiene un impacto negativo en la calidad de vida de las personas afectadas que a menudo la viven como un tema tabú, y que no transmiten el problema al profesional sanitario por diversos motivos: por incomodidad y por temor de que los medicamentos disponibles para el tratamiento puedan tener consecuencias cardíacas desfavorables.

Consultar este problema con un especialista puede ser importante para detectar si hay un riesgo cardiovascular añadido que conviene evaluar. Asimismo, también es importante conocer que el tratamiento farmacológico para mejorar la disfunción eréctil resulta eficaz y seguro cuando se siguen sus indicaciones de forma correcta.