El urólogo está considerado como el médico más temido por los hombres.
Madrid (16-4-08).-Datos aportados por distintos urólogos cifran en menos del 10 por ciento el porcentaje de varones que acude periódicamente a una revisión urológica. Una realidad que contrasta enormemente con el hábito totalmente asentado de la mujer de acudir periódicamente al ginecólogo, tal como se indica desde el Círculo de Braquiterapia Prostática (CBP).
Los especialistas advierten de que este miedo implica que el varón ponga en peligro su salud, debido a que las revisiones urológicas son imprescindibles para diagnosticar algunos trastornos tan graves como el cáncer de próstata, que con una detección precoz y la aplicación del tratamiento adecuado, las posibilidades de curación aumentan en un 85 por ciento, así como la calidad de vida del paciente.
Miedo al urólogo
El urólogo está considerado como el médico más temido por los hombres. Esto se debe a que muchos varones se sienten incómodos al hacerse exámenes que tengan que ver con zonas tan íntimas como la próstata, el colon o el recto. Un rechazo que no sólo se debe a la idea preconcebida de que es doloroso, sino también por prejuicios educacionales vinculados al tacto rectal. Pero lo cierto es que la exploración urológica, con tacto rectal incluido, aunque provoca cierta incomodidad, generalmente es indolora.
A esta aprensión hay que añadir la educación tradicional recibida por los hombres, en la que se les inculca que deben eludir las situaciones que puedan ubicarlos en una posición vulnerable. De este modo, se les cultiva un sentido de indestructibilidad que le impide exponerse ante cualquier circunstancia que ponga en evidencia la fragilidad de su salud.
Por todo ello, el hombre suele dejar de lado las revisiones periódicas y no asiste al especialista hasta que nota anomalías en su rendimiento sexual o hasta que siente que algo anda realmente mal. En concreto, el cáncer de próstata es una enfermedad asintomática, por lo que cuando los síntomas aparecen, es señal de que se encuentra en un estado avanzado.
La importancia de una detección precoz
Una detección precoz del cáncer de próstata es, según los expertos, determinante para el tipo de tratamiento a seguir y para las probabilidades de éxito. Por ello, es de suma importancia realizar una revisión urológica anual a partir de los 50 años, una edad en la que incrementa el riesgo a padecer cáncer de próstata. Si hay antecedentes familiares, se recomienda iniciar este tipo de revisiones a partir de los 45 años.
Cada año se diagnostican en España 14.400 nuevos casos de este tipo de neoplasia que, además, provoca anualmente el fallecimiento de 5.800 españoles. Se trata del segundo tipo de tumor con mayor tasa de mortalidad, después del cáncer de pulmón.
Si se siguen las recomendaciones médicas para detectar precozmente esta enfermedad, no sólo aumentarían considerablemente las posibilidades de curación sino también la calidad de vida del paciente, ya que podrían aplicarse tratamientos menos agresivos para combatirla, como la braquiterapia, técnica que consiste en la implantación de semillas radioactivas de Iodo-125 directamente en el interior de la próstata, lo que disminuye notablemente la posibilidad de que la radiación alcance los órganos sanos adyacentes (recto y vejiga).
Según los expertos, la braquiterapia consigue unos índices de curación similares a los de la cirugía radical o la radiación externa, con la ventaja de que minimiza en gran medida los habituales efectos secundarios de esos tratamientos: la impotencia y la incontinencia urinaria.
Los resultados, por tanto, demuestran que la braquiterapia es un tratamiento menos agresivo para el paciente y asegura una mejora en su calidad de vida. Pero para ello es clave una visita a tiempo a un especialista.
Vía: elmedicointeractivo.com