Se deben quemar al menos 300 calorías diarias con ejercicio


Se ha demostrado que el riesgo cardiovascular de las personas con sobrepeso que hacen ejercicio habitualmente es menor que el de las delgadas que son sedentarias. "Para no engordar no se debería comer menos, ya que estamos diseñados para ingerir 3.000 calorías al día. El problema está en la falta del ejercicio físico", explica Alejandro Lucía, que con Steve Blair forma parte del Comité Asesor Internacional del Foro Ganasalud, una iniciativa de la Comunidad de Madrid para fomentar la práctica de ejercicio.

En opinión de Lucía, más que el peso, el índice de salud más integrador sería comprobar cómo un paciente respira cuando asciende por una cuesta: "Siempre que pensamos en indicadores de salud nos acordamos de la tensión arterial o el índice de masa corporal... Sin embargo, no se considera la forma física, que es un factor que relativiza al resto".

El especialista quiere introducir la práctica de ejercicio físico en los centros hospitalarios. Ya lo ha hecho en el Hospital Niño Jesús de Madrid, donde ha puesto en marcha un gimnasio que utilizan niños con cáncer y anorexia, y que van a empezar a usar pacientes con fibrosis quística.

"Es utópico, pero lo ideal sería que en los hospitales existiera un servicio de Fisiología del Ejercicio donde se prescribieran prácticas para cada especialidad. El cáncer lo va a curar la quimioterapia o los cirujanos, pero el ejercicio permitirá que, una vez recuperados, su calidad de vida mejore", afirma Lucía, que opina que la enfermedad del siglo XXI será la fatiga crónica: "He trabajado con enfermos que habían superado el cáncer hace diez años y que aún seguían con una calidad de vida pobre que no sólo se debe a los efectos adversos de la enfermedad, sino, sobre todo, a la acumulación de años de sedentarismo".

Los mensajes relacionados con el ejercicio a veces no son correctos: "Se aconseja realizar de forma moderada, pero ésta recomendación es por una traducción errónea del inglés moderate, que no significa lo mismo que moderado en español, sino una práctica de intensidad media". Los estudios con enfermos con cardiopatía estable muestran que sólo cuando el ejercicio es verdaderamente intenso se estimula el corazón para su revascularización.

Muchos de los efectos del envejecimiento no sólo se deben al paso de los años, sino a la acumulación de sedentarismo. Las personas supuestamente con salud que participan en los estudios clínicos no deberían servir como control, porque no están verdaderamente sanas, ya que llevan una carga de sedentarismo que es patológica: "Los verdaderos grupos de control deberían ser los inuit u otras poblaciones que siguen dietas pobres en azúcares simples y que queman diariamente 3.000 calorías".

Nuestro genoma no ha cambiado en 40.000 años; sin embargo, en apenas cien hemos reducido drásticamente el volumen de actividad física que realiza el ser humano. "Nuestro genotipo es ahorrador. El animal que llevamos dentro está diseñado para hacer mucho ejercicio y no desperdiciar energía. Este mismo genotipo se encuentra ahora en un entorno con alimento ilimitado y sin necesidad de realizar desgaste físico". Todos los días se debería andar, al menos, una hora a buen ritmo.

Junto a esta práctica se recomienda realizar ejercicio más vigoroso, como nadar o montar en bicicleta. Así opina Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología Humana y del Ejercicio de la Universidad Europea de Madrid.