- 1 kilo de almejas.
- 200 gramos de cebolla.
- 500 gramos de tomate.
- 1 diente de ajo.
- Unas ramas de perejil.
- Sal.
- 1 cucharada de azúcar.
- 100 gramos de almendra tostada.
- 1 vaso de vino blanco.
- 4 cucharadas de aceite de oliva.
- Pimienta negra.
COMO SE ELABORA:
Ponemos las almejas en un recipiente con agua y sal durante dos horas para que suelten la arenilla que tienen. En una cazuela baja sofreímos con un poco de aceite, la cebolla cortada en brounoisse (picadito fino) y el tomate cortado en dados, añadiendo un poco de sal y de azúcar. Preparamos una picada triturando el conjunto de ajo, el perejil y la almendra tostada formando una masa compacta. Esta picada la añadimos al sofrito, junto con el vaso de vino blanco y un poco de pimienta. Deslavamos las almejas bajo un corro de agua fría y las introducimos en la cazuela de la salsa dejando que cuezan 10 minutos. Si la salsa nos saliese un poco espesa añadimos un poco de agua.
Las almejas son uno de los mariscos de mayor consumo en nuestro país. Contienen proteínas de alto valor biológico, grasas y colesterol, vitaminas del grupo B, minerales y son ricas en purinas, por lo que es aconsejable que, en caso de hiperuricemia o gota se modere su consumo. Además, este marisco contiene por naturaleza mucho sodio y, aunque parte de él se disuelve en el agua de cocción, la cantidad final sigue siendo elevada. Las verduras enriquecen la receta en vitaminas, minerales como el potasio y fibra, que mejora el tránsito intestinal. Las almendras de la picada, enriquecen la receta en grasas de tipo insaturado y en calorías, ya que todos los frutos secos, a excepción de las castañas, poseen un elevado contenido graso. Por ello, esta receta se considera adecuada para todos los grupos de edad.
De postre, una naranja. Después del postre, un paseíto.