A partir de octubre de 2008 sufrir un infarto fuera del hospital va a tener mejor pronóstico. El ministro de Sanidad encomendó ayer al grupo de trabajo de la Estrategia Nacional de Cardiopatía Isquémica la elaboración de una normativa estatal para que haya desfibriladores semiautomáticos en lugares de grandes concentraciones de gente.
Aunque ya hay trece comunidades autónomas que han elaborado su propia regulación en este sentido, Soria considera que son normativas "parecidas, pero distintas" y ve necesario que haya una nacional que aúne las regionales y que sea lo más clara posible. "Vamos a intentar que los criterios se normalicen para todo el Estado", dijo ayer antes de reunirse con los representantes de la Estrategia Nacional de Cardiopatía Isquémica, aprobada por el Consejo Interterritorial en junio de 2006.
Alfonso Castro Beiras, director de la citada estrategia, recibió de buen grado el encargo del ministro y aseguró que "en un trimestre puede estar el tema resuelto". En cualquier caso, Soria dijo que espera presentar la normativa estatal al Consejo Interterritorial en octubre de 2008.
Ante la pregunta de dónde se pondrán los desfibriladores, el ministro contestó que "serán los expertos los que lo decidan", si bien por lo que se ve en otros países, aeropuertos, centros comerciales, estadios e incluso, fincas con muchos vecinos son los lugares elegidos.
Máquinas seguras
Los desfibriladores serán semiautomáticos. Esto supone, que si no detectan que el cuerpo fibrila no producen descarga, lo que los vuelve muy seguros en manos no entrenadas. "No se ha informado de ningún caso de mal uso en las comunidades que los están utilizando hasta ahora", comentó Castro Beiras.
Por su parte, Soria aportó datos como que en España se producen 25.000 paradas cardiacas anuales fuera de un centro sanitario, "cuatro veces más que accidentes de tráfico".