- 1 conejo (1 kilo y medio).
- 250 gramos de cebolla roja.
- 200 gramos de zanahoria.
- Champiñones. 4 dientes de ajos.
- 1 copa de vino blanco.
- 1 hoja de laurel.
- 100 gramos de cuscús.
- 6 cucharadas de aceite de oliva.
- Sal.
Troceamos la cebolla en juliana (en tiras finas). Pelamos la zanahoria y la troceamos en rodajas. Pelamos los ajos y los dejamos enteros. Troceamos el conejo cortando sus extremidades y el costillar en dos. Asimismo, le extraemos sus vísceras. En la carnicería de confianza podemos pedir que nos hagan esta labor, y adquirir el conejo limpio y troceado. Salamos ligeramente los trozos de conejo y los pasamos por harina. Freímos el conejo en una cazuela con aceite caliente hasta que se dore. Incorporamos la cebolla, los champiñones (los venden laminados y envasados), las zanahorias, los ajos, la sal, el vino, el caldo y el laurel. Mezclamos todo muy bien y dejamos que hierva. Dejamos cocinar el preparado por espacio de una hora a fuego lento. En el último momento lo espolvoreamos con un poco de perejil picado. Una vez cocinado el conejo, servimos los trozos acompañados de la salsa y de una guarnición de cuscús. Para elaborar dicha guarnición, primero se dora el cuscús en una olla con un poco de aceite de oliva, y se remueve para que se tueste por igual y no se queme. Cuando esté ligeramente dorado, desprende aroma y al tacto con el dedo esté caliente, se escalda con el caldo en ebullición, se apaga el fuego y se deja la cazuela tapada durante diez minutos. Pasado el tiempo indicado, hay que trabajar el cereal con un tenedor de palo (o con la mano) para soltar el grano y deshacer los grumos. Se puede aderezar con aceite o mantequilla, y servimos el cuscús como guarnición del conejo guisado.
El conejo es una carne magra que se caracteriza por su excelente aporte de proteínas de calidad y su escaso aporte graso. El suave sabor de su carne admite todo tipo de acompañamiento y en este caso se han elegido las hortalizas de temporada como zanahorias, cebollas, ajos y champiñones. El contrapunto negativo de la carne de conejo es que al ser una carne fibrosa cuesta más digerirla, por lo que no se aconseja en caso de estómago delicado. La combinación con cuscús hacen de esta receta un plato único muy nutritivo: a las proteínas que aporta el conejo se suman los carbohidratos del cuscús, los los elementos reguladores (minerales, vitaminas y fibra) de las hortalizas y las grasas saludables del aderezo con aceite de oliva.
De postre un plátano y unas cuantas almendras tostadas (no saladas). Para acabar, una copita de "Hierbas" mallorquinas.