Aquí, en Mallorca, es maravilloso comprobar que cualquier día de enero, por el simple hecho de estar junto al mar, de no hacer viento, de tener unos 20 grados al sol, puede convertirse en un día mágico.
Un café con leche, una tarta de manzana para dos y este paisaje es casi todo lo que se necesita.
Un café con leche, una tarta de manzana para dos y este paisaje es casi todo lo que se necesita.