Javier Moreno Bandera, especialista en Cardiología y Medicina Interna. Consulta en Avinguda d'Alcudia 16-1º-D. 07300 Inca (Mallorca) (Tel. 971 500 343) y en Messalut (Manacor) (Tel. 971 559 000). e-mail: medininca.info@gmail.com
Miocardiopatía de estrés o de "Tako-tsubo"
El estrés emocional repentino, causado por ejemplo por la muerte inesperada de un ser querido, puede provocar una muerte súbita cardíaca o dar lugar a una debilidad grave del músculo cardíaco muy similar a la producida por el infarto de miocardio; Sin embargo, esta afección, reconocible como entidad nosológica, es un evento cardíaco provocado por estrés. Así que un poco de luz sobre lo esencial, lo que distingue al llamado síndrome del "corazón roto", ayudará a no confundir ambas patologías.
Esto que se conoce como miocardiopatía por estrés o, más popularmente, como síndrome del "corazón roto", en realidad se trata de un episodio producido por un incremento de la adrenalina y otras hormonas de estrés cuyo aumento afecta gravemente al corazón.
La respuesta fisiológica al estrés -modelo de adaptación hostil-ambiental- constituye uno de los mecanismos de supervivencia más sofisticados del cuerpo, y es que al igual que muchos animales, los seres humanos experimentan reacciones automáticas necesarias para la adaptación y supervivencia, como temblar cuando hace frío o eludir el dolor físico mediante un acto reflejo.
La reacción del cuerpo frente al estrés tiene lugar en forma de una compleja secuencia de cambios físicos, en la que también intervienen el cerebro y las glándulas suprarrenales. El cerebro evalúa una situación y "decide" si es o no estresante. En caso afirmativo, se activa la liberación de las "hormonas del estrés", cuyos efectos en el organismo son múltiples, por ejemplo, el ritmo cardiaco se acelera y los músculos se tensan preparándose para la acción.
En la bibliografía médica es fácil encontrar estudios que ponen de manifiesto que algunas personas pueden responder al estrés emocional súbito liberando grandes cantidades de catecolaminas -en especial adrenalina y noradrenalina- en el torrente sanguíneo, junto con otras sustancias y proteínas producidas por un sistema nervioso excitado. Esas sustancias pueden ser tóxicas para el corazón y producir síntomas similares a un infarto, como dolor torácico, fluidos en los pulmones, respiración corta e insuficiencia cardíaca.
Los clínicos estudiosos del tema en cuestión observan que la mayoría de los casos de "corazón roto" en sus hospitales corresponden a mujeres de mediana edad o edad avanzada, y dan cuenta de que estas pacientes presentan características clínicas distintas de los típicos casos de infarto de miocardio, puesto que la mayoría estaban previamente sanas y/o presentaban pocos factores de riesgo cardíacos. Por ejemplo, los cateterismos coronarios no mostraban las arterias ocluidas y los parámetros analíticos no indicaban signos típicos de infarto. Y lo que es más relevante, las resonancias magnéticas practicadas confirmaban que las pacientes no presentaban daño irreversible del músculo cardíaco y, además, su recuperación era mucho más rápida que en pacientes con infarto de miocardio.
En gran medida es la vulnerabilidad-estrés el factor determinante de las consecuencias en estos casos, y a veces, estas consecuencias pueden ser insuperables para la persona.