Obesidad infantil: lo más importante, la prevención.



  • Porque está demostrado que si la obesidad del niño no se trata a tiempo es probable que la sufra cuando sea adulto. A esa edad, el tratamiento plantea mayores dificultades a nivel fisiológico o de modificación de conductas alimentarias inadecuadas.
  • Porque la obesidad es una enfermedad crónica y como tal está asociada a la aparición y desarrollo de diversas patologías (hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, problemas articulares, depresión…). Esta secuencia de enfermedades, que empieza ya a asomarse en la misma infancia, se acentúa cuando la persona es adulta. Las enfermedades reducen la calidad y la esperanza de vida de la persona que las sufre.
  • Porque un niño o una niña obesa sufre física y psicológicamente su exceso de peso, y esto último, entre otras cosas, se ve acrecentado porque la sociedad demanda cada vez más estar en forma, ser competitivos o imitar modelos atléticos y con unas medidas concretas. Y para llegar a conseguir estos objetivos en muchos casos el peso de la persona es determinante
  • Porque la obesidad tiene consecuencias sobre la salud física del niño: la obesidad le puede provocar problemas motrices, dificultad para respirar, trastornos cutáneos. Además, la obesidad hace más probable que sufra diabetes, trastornos cardiovasculares (hipertensión y dislipemias o alteración de los niveles de colesterol y triglicéridos).
  • Porque la obesidad tiene consecuencias sobre la salud emocional del niño o de la niña: baja autoestima, aislamiento social, discriminación e incluso patrones anormales de la conducta que le pueden facilitar, junto con otros factores, a desarrollar una bulimia o una anorexia nerviosa.
  • Porque un niño obeso ve limitadas sus capacidades físicas a la hora de hacer cualquier tipo de ejercicio físico.
  • Porque su tratamiento es posible y tiene recompensa: estar sano. Y en el tratamiento de la obesidad infantil, la clave está en la educación: en enseñarle al niño a comer de la manera más saludable y animarle a que haga ejercicio físico.
  • Porque es más fácil cambiar conductas negativas en los niños pequeños, que es cuando está estructurando su personalidad y sus patrones de conducta. Los errores dietéticos son más difíciles de cambiar cuando la persona es adulta… ¡Aunque no imposible!