Si los lugares públicos con gran afluencia de gente dispusieran de desfibriladores semiautomáticos y se acompañarán de instrucciones para su uso por personal no médico, las muertes por parada cardio-respiratoria podrían reducirse en un 55%, según aseguró ayer el director del Plan Nacional de Resucitación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), Juan López Mesa.
Actualmente el porcentaje de personas que sobreviven a una parada cardíaca no llega al 4%, mientras que estos índices de supervivencia alcanzarían el 55% "si esas personas tuvieran un desfibrilador cerca", afirmó López Mesa, que participó en la XXIV reunión anual que esta asociación celebró en Magaz de Pisuerga (Palencia) y en la que se ha dado cita un centenar de médicos de cuidados intensivos.
Y es que "el tiempo es vital en el éxito de las maniobras de reanimación", indicó el experto, que recordó datos como que cerca de un 30% de los 68.500 afectados por infartos agudos de miocardio que se producen en España cada año mueren antes de poder ser atendidos en un centro sanitario o que en España se produce una parada cardiaca cada veinte minutos. La desfibrilación temprana es "la llave para la supervivencia" y puede evitar muchas de las muertes súbitas que se producen en estos espacios, añadió.
López Mesa apuntó que la colocación de defibriladores semiautomáticos en estos espacios requiere formar al personal que trabaja en estos centros en "unas mínimas" maniobras de reanimación y un contacto inmediato con el sistema de emergencias de cada comunidad. Ahora es el momento de que las administraciones regulen en qué lugares hay que colocar estos sistemas y el uso que puede hacer de ellos el personal no médico, indicó. Así, la SEMICYUC ha remitido al Ministerio de Sanidad un informe sobre la situación legal de la desfibrilación y el acceso del personal no médico en todas las comunidades españolas, además de crear un grupo de trabajo con diversas sociedades científicas para abordar este reto.