Es saludable el ejercicio en niños con cardiopatías


(04/10/2007). Con frecuencia los niños y jóvenes con cardiopatías congénitas eran apartados de la práctica de deportes. Esta actitud debe pasar a la historia tras la evidencia científica de que los reposos prolongados implican mayor riesgo que el ejercicio físico, siempre que éste se adapte al tipo de cardiopatía y al grado de afectación de la función cardiaca en cada individuo.

Las cardiopatías congénitas son muy variadas -hasta setenta tipos-, pero sólo entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes tienen malformaciones que hagan recomendable limitar o evitar la actividad física. Según los expertos, se pueden practicar deportes adecuados a cada tipo de lesión -muchos incluso sin limitaciones-, pero conviene que se haga con supervisión médica y teniendo en cuenta que es preferible el ejercicio dinámico al estático, y que la rehabilitación cardiaca mejora la capacidad de ejercicio en los niños. No obstante, los expertos que han intervenido en las I Jornadas sobre Deporte y Cardiopatías Congénitas, organizadas por la Asociación Todo Corazón de Murcia, coinciden en resaltar que no hay recomendaciones válidas para todos los casos, sino que conviene individualizar la actividad física.

Mínima exclusión
Según Francisco Castro, cardiólogo infantil en el Hospital de la Arrixaca de Murcia, "sólo en determinados casos se debe recomendar la exclusión total de la práctica deportiva: pacientes con cardiopatías complejas que tengan síntomas, como fatiga; anomalías de la función contráctil del corazón; lesiones residuales graves tras la cirugía y arritmias graves o hipertensión pulmonar, que son situaciones poco frecuentes". Castro desaconseja la práctica deportiva con riesgo de colisión, como el rugby, a los portadores de conductos artificiales, y también a quienes lleven válvulas y toman medicación anticoagulante. En las cardiopatías con posibilidad de hipertensión arterial recomienda un estudio previo para comprobar los niveles de HTA durante el ejercicio, y alerta de que los pacientes con riesgo de síncope no deben practicar deportes que supongan un riesgo adicional a la pérdida súbita de conciencia, como motociclismo o alpinismo. Hay lesiones cardiológicas pequeñas que permiten todos los deportes. Es el caso de la comunicación interauricular, la comunicación interventricular, el defecto septal atrioventricular y el conducto arterioso persistente. Cuando éstas y otras lesiones son moderadas o ya se han intervenido se permiten los deportes dinámicos leves-moderados y estáticos leves.

Para el jefe de Cirugía Cardiaca Infantil del Hospital de la Paz, Fernando Villagrá, es importante extender la práctica deportiva en estos pacientes por sus beneficios, pero estableciendo los límites de seguridad: "El ochenta por ciento de los cardiópatas congénitos, bien diagnosticados, tratados y operados a su debido tiempo, pueden hacer deporte de distinta intensidad, pero es importante que los vea un cardiólogo periódicamente hasta completar el desarrollo. La mayoría se operan siendo pequeños y no podemos asegurar cómo será la evolución de una sutura hecha a un bebé de tres kilos cuando el adolescente pese sesenta".


Villagrá ha hecho hincapié en los beneficios de los programas de rehabilitación para cardiópatas, que pueden comenzar durante la hospitalización. "Esa actividad mejora el metabolismo y mitiga los problemas psicológicos que las limitaciones de su patología causan en los más jóvenes, favoreciendo las relaciones sociales".