Cifran en 122 años el límite de la vida humana


Barcelona (20/10/2007).- En plena época de idolatría a los tratamientos antienvejecimiento y a la juventud, los expertos discrepan sobre las posibilidades reales de alargar la vida humana. Hace unos cincuenta años se enunció una teoría según la cual el nivel de producción de especies de oxígeno reactivo (ROS) es el primer determinante de la edad de las especies. Estas moléculas son metabolitos que dañan el ADN, los lípidos y las proteínas de las células, ha explicado Lloyd Demetrius, de la Universidad de Harvard, en el simposio sobre Envejecimiento y longevidad organizada por la Obra Social de la Fundación La Caixa, en Barcelona.

Debido al nivel de ROS, seres vivos como los pájaros, con una menor producción de este gas, viven cinco veces más que los mamíferos con la misma masa corporal y con mayor producción de ROS. La aparición de esta teoría científica condujo a muchas personas a tomar antioxidantes para disminuir la producción de ROS, pero no funcionó, ha informado Demetrius. Según propuso este investigador hace cinco años, lo que en realidad determina la longevidad de las especies no es el nivel de ROS sino la estabilidad de su concentración. Los humanos, que tienen una estabilidad metabólica alta, pueden vivir hasta los 122 años. En cambio, los ratones, que la tienen baja, sólo viven cuatro. Si se compara un ratón con un Volkswagen, pequeño y rápido, y al hombre con un Mercedes, el primero se puede tunear para alargar la vida, pero en el segundo apenas hay margen para esta mejora, ha añadido Demetrius.

Así, la teoría de la restricción calórica para alargar la vida apenas tiene efectos en las personas saludables, ha afirmado. Según sus datos, puede elevar la esperanza de vida media un 30 por ciento y la de vida máxima, un 20 por ciento. Ello se debe a que el ser humano ha evolucionado hasta alcanzar una esperanza de vida de 122 años, a la que se puede aspirar mejorando los estilos de vida pero apenas alargar, a menos que se reorganice todo el genoma.

¿La alargará la tiroxina?
No obstante, John Speakman, de la Universidad de Aberdeen, en el Reino Unido, investiga con cuatro agentes candidatos para retardar el envejecimiento. De ellos, el más prometedor es la tiroxina, sustancia que aumenta el desacoplamiento de las mitocondrias y reduce la producción de radicales libres, relacionados con el envejecimiento. Se ha probado en Drosophila, donde eleva la esperanza de vida en torno al 10 ó 15 por ciento (el equivalente a 8 ó 12 años en humanos). La idea es probarla ahora en ratones y, de prosperar, en humanos.

Los animales de las islas viven más que los de continentes
Los animales que viven en las islas son más longevos que sus homólogos en los continentes debido a la extinción de depredadores. Estos animales se hallan en la cúspide de la pirámide trófica y necesitan consumir mucha energía, lo que no consiguen en las islas y son los primeros en extinguirse. Con su extinción desaparece la mortalidad extrínseca de las especies, como pájaros, roedores o los insectos que siguen viviendo en las islas, ha explicado Meike Köhler, del Instituto Catalán de Paleontología, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y directora científica del simposio sobre Longevidad y envejecimiento, que ha tratado de poner sobre la mesa los últimos hallazgos sobre la biología del envejecimiento. Al respecto, ha comentado que todos los animales nacen con "una pila de energía" que hay que distribuir a lo largo de la vida. Se puede invertir toda al principio, por ejemplo teniendo muchas crías y a una edad temprana, como ocurre en un medio con depredación. Pero si no la hay, se tiende a distribuir esa energía a lo largo de la vida y a retardar el nacimiento de las crías.