Suplir el calor familiar con alimento eleva el riesgo de obesidad en la infancia


"Los niños que al llegar a casa son recibidos por la nevera, en lugar de por su familia, tienen más riesgos de sufrir obesidad", ha explicado Rosa Calvo, psicóloga clínica y coordinadora de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Santa Cristina, de Madrid, durante su intervención en la Ponencia del Senado constituida para estudiar las causas de la obesidad y buscar soluciones.

Calvo exigió un "compromiso político" de todos los grupos para que se establezcan medidas efectivas que permitan conciliar la vida laboral y familiar. Los niños asocian la comida con el cariño y cuando regresan a casa lo que encuentran son comidas preparadas, pero no la presencia de un miembro familiar. Entre los aspectos psicológicos que contribuyen al desarrollo de la obesidad, se ha de incidir en el manejo de la ansiedad, ya que muchas veces los niños y los adolescentes tratan de tranquilizarse comiendo, porque eso "alivia insatisfacciones, entretiene la cabeza y elimina pensamientos e inquietudes que hacen sufrir".

Educación positiva
Aunque se tenga la información sobre comportamientos saludables -"cómo hay que comer o la cantidad de ejercicio que hay que hacer", puede que los jóvenes, y especialmente los niños, no estén preparados para afrontar el cambio. Además, suelen creerse invulnerables en cuestión de salud y no se plantean que exista un necesidad de cambiar, por lo que no basta con la realización de campañas preventivas o educativas. Por eso, Calvo considera que los mensajes apropiados para la población infantil y juvenil deben ser escuetos, fáciles de comprender y positivos porque "el miedo asusta, pero no afecta a la variación de la conducta". También es importante que exista un "refuerzo visual que haga más atractivos los alimentos que menos gustan, como las verduras, las legumbres o las frutas".