Se necesitan más ingresos para la sostenibilidad del SNS.

En España disponemos de un Sistema Nacional de Salud (SNS) que hace tiempo que empieza a mostrar signos de tensión. Diversos factores están contribuyendo a saturar los recursos del sistema y a ejercer una enorme presión sobre el gasto sanitario, especialmente en el contexto de la actual crisis económica y las previsiones de bajo crecimiento para los próximos años.

Ante este panorama, se impone un ejercicio de reflexión y racionalidad para proteger aquellos elementos del SNS que más valoramos y los principios que lo sustentan.

En este sentido, urge acometer iniciativas que permitan extraer el máximo valor de lo que invertimos en sanidad. Pero también hay que abordar de una vez por todas la insuficiencia de la financiación asignada al capítulo sanitario, enjugando el déficit acumulado, elaborando los presupuestos en función del gasto real esperado y estableciendo mecanismos que eviten la aparición de futuras desviaciones presupuestarias. Y para ello, no hay más remedio que plantear una mayor asignación de recursos para una partida —la de sanidad— que aporta una extraordinaria rentabilidad económica y social a los españoles.

En el estudio “La sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud: ¿Ha dejado la sanidad de ser una prioridad social?” A.T. Kearney explora estas y otras cuestiones para contribuir a un debate sereno en torno al sistema sanitario que queremos y podemos permitirnos en los próximos años.