El cénit del petróleo y del Sistema de Salud


El denominado “peak oil” o “cenit del petróleo” no se refiere al agotamiento del petróleo sino a ese punto de inflexión cuando ya no pueda seguir aumentándose la extracción del mismo y al efecto que tal circunstancia tendrá sobre nuestro actual modo de vida, incluyendo todas las áreas, entre ellas –por supuesto- la atención sanitaria.

El cenit del petróleo y del Sistema de Salud


Tras muchos años trabajando en el campo de la salud, me he vuelto muy consciente de una cosa: Muy pocos sectores tienen un impacto mayor en la calidad de la vida humana que la atención médica – pocos sectores, por lo tanto tienen una responsabilidad mayor a la sostenibilidad que la atención médica.

Así que, ¿hay algo ahí fuera que podría representar una amenaza a los asombrosos progresos realizados en este campo tan importante? Más concretamente, ¿qué amenaza representa la inminente crisis energética mundial, también conocida como el peak oil (cenit del petróleo) para la salud y la medicina moderna?

El peak oil no se refiere al agotamiento del petróleo -seguramente el mundo nunca experimentará el agotamiento total del petróleo-. Peak oil se refiere al punto máximo de producción (extracción) mundial de petróleo y al impacto devastador que tendrá sobre la economía y nuestros sistemas de alimentación y transporte cuando la producción comience a disminuir y la demanda mundial de petróleo exceda a la oferta. Habiendo extraído ya la mayor parte del petróleo fácil del suelo, el restante requerirá más inversión energética, acelerando aún más el declive de producción. En 1956, el geólogo Marion King Hubbert predijo con exactitud que la producción doméstica de petróleo de los EE.UU. llegaría a su cenit en el año 1970. También indicó que la producción mundial alcanzaría su nivel máximo poco después del año 2000. Cálculos ajustados indica el cenit entre 2006 y 2010. Hay, incluso, muchos expertos que creen que el cenit se produjo en julio de 2008, coincidiendo con la subida de precios a 147 dólares el barril y una fuerte caída de la economía mundial.

En otros artículos anteriores, así como en mi blog, Visiones de Otro Tiempo (http://visionesdeotrotiempo.wordpress.com), he puesto de relieve la importancia de evaluar el peak oil como un potencial escenario de Gestión de Riesgos. Si poco se ha hecho en términos de evaluar el riesgo de peak oil en los negocios y en la industria, es irónico (e increíble) pensar que se ha hecho menos aún en el área de la salud. Es como escuchar un preocupante sonido de crepitaciones durante un largo período de tiempo, sin examinar los pulmones para evaluar si realmente podría existir algún problema grave. La industria farmacéutica, los Sistemas Nacionales de Salud de todo el mundo y otros stakeholders del sector de la salud han hecho muy poco hasta ahora para explorar el peak oil y evaluar sus posibles repercusiones.

Al igual que otras industrias, el sector de la salud y la medicina moderna es completamente dependiente de la disponibilidad creciente de petróleo barato. Como queda de manifiesto en las investigaciones del Dr. Dan Bednarz, “son necesarios los derivados petroquímicos para la fabricación de analgésicos, antihistamínicos, antibióticos, antibacterianos, supositorios, jarabes para la tos, lubricantes, cremas, pomadas, ungüentos y muchos geles. Los plásticos elaborados con petróleo se utilizan en las válvulas sintéticas del corazón y un gran número de otros implantes y prótesis, así como en muchos equipos médicos. Los petroquímicos son utilizados en los tintes y placas para la radiología, tubos intravenosos, jeringas, y las máscaras de oxígeno.

Los edificios diseñados para el cuidado del paciente, así como las instalaciones usadas para la investigación médica, funcionan con electricidad y calefacción procedente de combustibles fósiles (con raras excepciones).

Las ambulancias y los vuelos de helicóptero (de emergencia y rescate) dependen del petróleo, al igual que el personal médico que viaja hacia y desde los lugares de trabajo. Suministros y equipos médicos se envían desde el extranjero en barcos y aviones impulsados por combustibles de petróleo”.

La lista de los productos, servicios y procedimientos que demuestren la dependencia del sector de la salud en los combustibles fósiles es interminable. Existe un consenso creciente de que la actual crisis financiera mundial es más el resultado del peak oil que de la actividad de Wall Street. Por lo tanto, hay otras consecuencias en la salud que trae consigo esta crisis, con su declive económico y desempleo masivo correspondiente – por no hablar de las repercusiones en la salud de otros potenciales acontecimientos resultantes de peak oil, como son los disturbios sociales o la agitación geopolítica (ya que la probabilidad de guerras por los recursos, como la que ya se libra en Irak, aumentarán de manera considerable).

Entonces, ¿qué se puede hacer? En primer lugar, los líderes de los diferentes segmentos del sector tienen que informarse –de forma inmediata– sobre el tema de peak oil. A continuación, deberían llevar a cabo una evaluación de peak oil para identificar los potenciales riesgos para todo el sector de la salud, desde la administración institucional sanitaria hasta la industria farmacéutica. Este análisis debería incluir una revisión exhaustiva que mida la capacidad de resistencia del sector a la disminución de la oferta y a los aumentos de precios similares o mayores que los observados en julio de 2008. Todo el sector y sus stakeholders deberían hacer una introspección sincera sobre los niveles sostenibles de atención sanitaria que se puede esperar en un mundo post-peak oil. También se deben llevar a cabo evaluaciones comparativas para identificar las experiencias anteriores en todo el mundo, que puedan arrojar luz sobre cómo enfrentarse a los desafíos potenciales presentados por el peak oil. Y a este punto, el aprendizaje puede venir de lugares sorprendentes – Cuba, por ejemplo.

En su artículo para la revista International Journal of Cuban Studies, Stuart Jeffery señaló: “Cuba es un país que ha gestionado con éxito un descenso de energía similar al nivel de disminución que será exigida por el peak oil. Durante el Período Especial en Cuba en la década de 1990, las importaciones de petróleo cayeron en casi un 50%. Sin embargo, el sistema de salud y los niveles de atención sanitaria pública se mantuvieron a niveles del “primer mundo”. Su tasa de mortalidad infantil es comparable con la del Reino Unido y mejor que la de los EE.UU. Con la esperanza de vida al nacer alrededor de 75 años para los hombres y 79 para las mujeres (World Health Organization, 2007), Cuba ha logrado mantener en pie un servicio de salud que podría haber sido tumbado por la escasez de petróleo”.

Pero, proponer el sistema Cubano de salud no es el objetivo de este artículo; más bien es un llamamiento a la acción. Sin una evaluación adecuada del peak oil y la elaboración correspondiente de planes de contingencia, nos dejamos innecesariamente expuestos a un pronóstico crudo para el futuro desarrollo del sector de la salud y el sistema sanitario: Llegar al cenit de la producción de petróleo significa también llegar al cenit de la calidad de la salud y la medicina moderna… y a partir de ahí, ¿línea plana?

Joseph Sullivan
Chief strategist de Sullivan Advisory

Via: medicosypacientes.com