Treinta años rehabilitando al paciente cardiaco


Mejorar la calidad de vida del paciente que ha sufrido un episodio cardiaco y su capacidad física, evitar el deterioro psicológico, normalizar las relaciones socio-familiares y sexuales, aumentar la reincoporación laboral, facilitar el control de sus factores de riesgo y mejorar su pronóstico es la razón de ser de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, que lleva tres décadas prestando una asistencia multidisciplinar a los 320 pacientes que pasan anualmente por ella.

El perfil más frecuente de los pacientes de la unidad son los que han padecido patologías coronarias -infartos, angioplastias, operaciones, insuficiencia cardiaca...-, principal causa de muerte en España, pero también son remitidos a ella pacientes con cardiopatías congénitas intervenidas, con valvulopatías y ancianos intervenidos de degeneración aórtica.

"Cada vez vemos más pacientes con marcapasos y desfibriladores", ha explicado José María Maroto, coordinador de la unidad. El 30 por ciento de los pacientes presentan ansiedad y depresión tras el episodio. "Se creía que no tenían importancia, pero está demostrado que elevan la mortalidad".

Por eso, la intervención en la unidad no es meramente física, sino que tiene una importante parte psicológica. Los pacientes reciben sesiones de relajación y del manejo del estrés y se les aplican test para valorar la ansiedad y la depresión. Si se detectan puntuaciones altas el paciente recibe terapia individual y se vigila su evolución, a la vez que participa en la terapia grupal semanal con un psiquiatra.

"Algunos precisan continuar con el tratamiento al alta, por lo que aconsejamos a su médico de familia que les remita a salud mental. Difícilmente podemos seguirles de por vida. Somos muchos trabajando en la unidad, pero en dedicación exclusiva sólo están la enfermera y el fisioterapeuta. Los demás trabajamos en otros servicios. Lo fundamental es protocolizarlo".

La unidad cuenta con psiquiatras, psicólogos, cardiólogos, trabajadores sociales, rehabilitadores y fisioterapeutas que se encargan del tratamiento integral del paciente. Además, se contacta directamente con un especialista en andrología para algunos pacientes con disfunción eréctil que no pueden tomar los fármacos indicados.

Ejercicio físico

La intervención tiene una duración media de dos meses. Para comenzar el trabajo de ejercicio físico y mejorar la capacidad, lo primero que se realiza es una prueba de esfuerzo que determina el riesgo individual. Se pesa a los pacientes, se les hace una analítica, se controla su colesterol y se les informa de cómo debe ser una dieta cardiosaludable.

Tres días a la semana los pacientes acuden a las instalaciones para realizar estiramientos y ejercicios con pesos de 1 ó 2 kilogramos, y hacer ejercicio aeróbico en bicicleta o cinta durante unos 40 minutos. "Todos tienen especificada una frecuencia cardiaca en función de su prueba de esfuerzo. El entrenamiento se completa con un programa de marchas progresivas en su tiempo libre. Se explica la frecuencia de entrenamiento y se enseñamos a los pacientes a tomarse el pulso y a detectar si sufren arritmias.

Todas las semanas nos traen apuntados el tiempo que han caminado, si han estado a una frecuencia cardiaca estable...". Durante los ejercicios, se les monitoriza durante las dos primeras semanas. "Si hace falta se continúa durante más tiempo, como ocurre cuando llevan implantado un desfibrilador. A cualquier enfermo que explique que ha padecido un dolor en el pecho que sugiera un problema, se le realiza un electrocardiograma y se le monitoriza durante varios días".

Una vez finalizados los dos meses, se analizan las pruebas y se envía un informe al médico de familia en el que se especifica el estado del paciente y su capacidad para reincoporarse a la vida laboral. Posteriormente, los cardiólogos siguen manteniendo las revisiones. Además, los pacientes reciben información sobre su patología y consejo para abandonar el tabaco.

"El 40 por ciento de los que no lo habían dejado tras el episodio cardiaco, abandonan con esta intervención. Está claro que los pacientes mejoran físicamente, psicológicamente y en el control de los factores de riesgo. Se dice que al alta abandonan el ejercicio un porcentaje muy elevado. Yo en la consulta no soy consciente de eso; cada vez que vienen les preguntamos si caminan y cuánto. Creo que sigue entrenando el 90 por ciento de la gente, aunque haya rachas", por lo que se les sugieren alternativas para no dejar el entrenamiento, por ejemplo, durante las vacaciones o con la llegada del frío o el calor.

Estudios

Uno de los estudios de la unidad, publicado en Revista de Cardiología en 1996, consistió en un seguimiento de 180 enfermos durante más de 15 años para calcular los gastos directos e indirectos derivados de la enfermedad.

"Se dividió a los pacientes en dos grupos aleatorios y se analizaron los ingresos, si se indicaba un cateterismo o una intervención quirúrgica, las bajas laborales, y las incapacidades.El ahorro fue de 272.437 por paciente y año en los primeros doce meses. A los dos años sería de dos millones y medio de pesetas. Además, demostramos que la mortalidad es significativamente menor estadísticamente, y hay menos incidencia de cirugía y angina".

Otro trabajo publicado en la misma revista el año pasado, sobre más de 400 pacientes concluyó que el 51 por ciento padecía problemas de disfunción sexual.

Via: diariomedico.com

El día 17.07.2008 se publicó una noticia en la página web del COMIB (Colegio Oficial de Médicos de las Illes Balears). LA CONSELLERIA DE SALUT SE COMPROMETE CON ARCOR EN EL COMIB A TENER AL MENOS UN CENTRO PILOTO DE REHABILITACIÓN CARDÍACA EN UNOS MESES

Como se puede comprobar, las palabras se las lleva el viento y la promesa política no ha quedado más que en eso, en palabras. A fecha de hoy, 25 de enero de 2010, no existe en nuestra comunidad autónoma ninguna unidad de rehabilitación cardiaca.