Según un informe publicado recientemente, desnudar a tu pareja te hace quemar unas 100 calorías; las caricias suaves queman entre 20 y 40; un beso apasionado, 60; hacer el amor durante 20 minutos en la postura del misionero, quema unas 250 calorías; y en posturas más intensas se pueden llegar a quema hasta 400. Si sumas, quemas lo mismo que dando saltos en una clase de aeróbic. ¡La elección está clarísima!
Haciendo el amor se producen muchas contracciones musculares que tonifican el cuerpo. Los abdominales trabajan constantemente, se producen espectaculares estiramientos y movimientos de pelvis dignos de la danza del vientre. Si tienes el día juguetón, no paras de moverte, de cambiar de posición, activando no sólo tus sentidos sino tu metabolismo.
Hacer el amor quema calorías, tonifica el cuerpo, lo mantiene fuerte y flexible, combate el estrés, nos relaja, nos sube la autoestima, regula el sueño y hasta las funciones intestinales. Todo esto mientras nos proporciona placer y sensaciones alucinantes... ¿hay algún ejercicio que dé más?
Imagináos si además combinamos nuestra práctica habitual de ejercicio semanal en el gym o al aire libre con varias sesiones de sexo semanales. La "operación biquini" más eficaz, el plan de ejercicio y adelgazamiento perfecto.
Si teniendo pareja no aprovechamos todas estas ventajas, estamos algo tontos ¿no? Y sin tenerla, también. Practicar sexo seguro y libremente es algo de lo que nadie debería privarse si tiene la posibilidad. Tanta obsesión por pagar carísimos tratamientos de belleza, tanto afán por hacer dietas draconianas, tanto esfuerzo y fuerza de voluntad para ir al gimnasio... y resulta que no nos estamos dando cuenta de que el ejercicio más perfecto que existe ¡está en nuestro dormitorio! De acuerdo que uno no está siempre de humor... pero ¿quién lo está para ir al gimnasio? Puestos a hacer un esfuerzo, prefiero lo primero...¿Está el sexo entre vuestro buenos hábitos de vida? ¿Notáis sus efectos beneficiosos en vuestro cuerpo y vuestra mente?