Las unidades de rehabilitación cardiaca, imprescindibles para cambiar los hábitos de vida de las personas que han sufrido un infarto de miocardio


(2-6-2008).- El infarto de miocardio marca un antes y un después en la vida de una persona, así lo ha asegurado el doctor Manuel Abeytua, presidente del Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en la XXIV Semana del Corazón. Por eso, los expertos aseguran que tan importante como acelerar al máximo el traslado del paciente al centro hospitalario es atender y preparar física y psíquicamente a las personas que han sufrido un episodio de estas características.

El doctor Abeytua, al igual que otros especialistas, exige la instauración en los centros hospitalarios de Unidades de Rehabilitación Cardiaca que “faciliten el cambio de los hábitos de vida de las personas que han sufrido un infarto de miocardio”, y ha añadido que estas unidades “permiten reducir los factores de riesgo, tratan otros problemas secundarios al infarto, informan sobre la alimentación y ayudan a variar los hábitos alimenticios, facilitan la reinserción laboral y procuran integración de estas personas en grupos para favorecer la continuación de lo aprendido y practicado en la rehabilitación cardiaca”. Esta rehabilitación, según los expertos, prolonga la vida a largo plazo tras un infarto de miocardio, disminuye los reingresos hospitalarios y mejora significativamente la calidad de vida.

En España, menos del 3 por ciento de los pacientes que han sufrido un infarto son tratados y seguidos, no como en otros países europeos como Alemania, Austria, Bélgica y Francia, en los que el seguimineto es del 50-60 por ciento, y en Suecia, que alcanza el 90 por ciento.

Junto a esta medida, Abeytua ha explicado que para mejorar el pronóstico de estos pacientes es preciso “la centralización de la atención del infarto agudo en hospitales con angioplastia primaria, para que la mayor parte de la población pueda beneficiarse de este procedimiento”.

Por otra parte, los expertos también han destacado la estrecha vinculación que existe entre la falta de ejercicio y el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca, y han recomendado caminar 30 minutos diarios para evitar riesgos de sufrir estas patalogías. “La actividad física está recomendada en todas las personas, sanas o con un trastorno cardiovascular”, ha apuntado el doctor Manuel Abeytua.