La alimentación actual involuciona a la sociedad

diariomedico.com (04/03/2008).- Los hábitos alimenticios de la sociedad actual pueden suponer una regresión en la historia evolutiva. No se trata solamente de los adultos, que llevados por un ritmo vertiginoso de vida no tienen tiempo de alimentarse bien ni de realizar hábitos de vida saludable, sino también de los niños y adolescentes. En el plano cultural, la globalización de la información, de la comida, los intercambios culturales y las innovaciones tecnológicas están afectando también a la vida social. "Un ejemplo claro para mi gusto, es el microondas, que amenaza la vida en familia, ya que provoca que cada uno elija su propio plato y lo coma a solas, en lugar de seguir manteniendo esa gran tradición comunitaria", ha dicho Felipe Fernández-Armesto, catedrático Príncipe de Asturias de Historia, de la Tufts University, en Boston, en su conferencia La alimentación y la humanidad, con motivo del primer aniversario del Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud.

Precivilización
Para Fernández-Armesto, cabe la posibilidad de que volvamos a tener las mismas costumbres precivilizadas de nuestros antepasados: comían hace 50.000 años, solos y escondidos en una cueva o en una piedra, la carroña que encontraban en el campo. "Les está pasando igual a los jóvenes que se alimentan de platos de microondas a solas ante la pantalla del televisor o del ordenador".

La historia de la alimentación se puede escribir desde una aproximación cultural, ecológica y culinaria. "La forma más fácil de calificar los grandes cambios de los que estamos hablando es en términos de grandes revoluciones que han forjado esos actos alimentarios a lo largo de la historia. Se podría remontar a los tiempos de nuestros antepasados homínidos, que comenzaron hace millones de años a comer carne, lo que supuso grandes cambios en su forma de ser, en su estilo de vida, en su sociedad y cultura", Para Fernández-Armesto, la primera gran prueba de una cultura alimentaria fue el desarrollo del canibalismo, "uno de los rasgos que nos definen como especie humana", y que se realizaba como una práctica social.

La introducción de la cocina al fuego produjo un cambio esencial en la vida cultural de las comunidades, ya que creó un hogar y un centro de reunión.

"Pusimos la evolución casi al revés cuando iniciamos la agricultura, dando lugar a la emergencia de nuevas especies. Una selección no natural de la selección por la evolución", que provoca una explotación excesiva del medio natural, y que termina provocando el sedentarismo de las poblaciones.

Hasta comienzos de la Edad Moderna la evolución había seguido un rumbo más o menos divergente en todos los continentes. Pero en los últimos años estamos experimentando una época desconocida y sin precedentes en el mundo. Es una etapa convergente de la evolución, en la cual las distintas especies y sus hábitos se van semejando cada vez más, provocando una masificación de los productos de alimentación y de su abastecimiento.

El individualismo excesivo de las sociedades derivará en su hundimiento. Ya se está produciendo una proliferación de la comida rápida, la masificación de la productividad, las modificaciones genéticas y la casi extinción de algunas especies tradicionales, que antes eran muy apreciadas por ciertas culturas, pero que han perdido peso en el mercado globalizado. Las sociedades están perdiendo su identidad, y empobreciendo sus hábitos de vida. Sin embargo, Fernández-Armesto cree hay motivos para ser optimista y que puede producirse un renacimiento de los valores tradicionales. "Uno de los grandes problemas de la vida actual es que la comida es demasiado barata, empobrece a los productores y distorsiona los valores de la gente, que se sobrealimenta. Si la gente estuviera dispuesta a pagar más por su comida, la calidad mejoraría".

Para Fernández-Armesto, una solución que frenaría esta situación y aseguraría la supervivencia de los valores tradicionales de la sociedad sería una subida de precio de los alimentos.