Las enfermedades cardiovasculares suponen la baja laboral de más de 23.000 personas al año. Los reconocimientos médicos de las mutuas de las empresas ayudan a identificar a los empleados con riesgo cardiovascular elevado, cuyo perfil es el de un varón joven que no tiene tiempo de acudir al médico y que desconoce la existencia de algunos de los factores de riesgo (como la hipertensión).
Para poner freno a este desconocimiento y desarrollar estrategias de prevención, Ibermutuamur inició en 2004 el Estudio de intervención sobre los estilos de vida en pacientes con riesgo cardiovascular moderado o alto, que acaba de ser galardonado con el I Premio Estrategia NAOS 2007 en el Ámbito Laboral.
"Los reconocimientos médicos de las mutuas laborales son una oportunidad para detectar los riesgos cardiovasculares en empleados jóvenes, cuyo potencial preventivo es más grande que el de la población mayor", explica Javier Román, director médico de Ibermutuamur.
El objetivo del estudio, que se gestó con la colaboración de las sociedades de Cardiología, de Arteriosclerosis, de Hipertensión y de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), es establecer un análisis epidemiológico del riesgo cardiovascular real de la población trabajadora.
Para ello se realizan reconocimientos anualmente a cerca de 500.000 trabajadores. En el estudio fueron examinados más de 150.000 trabajadores con una media de 37 años y se calculó la probabilidad real de fallecimiento por un evento cardiovascular en diez años mediante el modelo de cálculo de riesgo global, el Score.
Los datos indican que el 6 por ciento de la población estudiada presenta un riesgo cardiovascular alto. "Extrapolando los resultados a la población española, deducimos que hay un número significativo de sujetos sanos que no van al médico pero que tienen riesgo real".
Los trabajadores clasificados como de alto riesgo tienen un seguimiento especial desde los servicios médicos de Ibermutuamur y en coordinación con los dispositivos de atención primaria de las consejerías autonómicas de Sanidad. El objetivo final en este caso es lograr la máxima reversión de los factores de riesgo cardiovascular, evitando su materialización y previniendo la aparición de eventos cardiovasculares.
Para ello se realiza un seguimiento telefónico individualizado y periódico que culmina en el reconocimiento médico del año siguiente. En esta segunda consulta anual se volverá a evaluar el nivel de riesgo cardiovascular y se comparará con el del primero. "Estas actuaciones de intervención nos permitirán conocer la eficiencia de estos métodos en la promoción de la salud y prevención primaria en la población trabajadora".
En una tercera fase "tratamos de verificar la eficiencia de diferentes estrategias en diversos entornos laborales". Así, se comparan los resultados que se obtienen mediante la intervención telefónica con los que ofrecen las intervenciones presenciales.
Actividad física
Román explica que es fundamental acercar el ejercicio físico al ámbito laboral. "Hay que humanizar a las empresas y poner en marcha estrategias posibilistas". Ibermutuamur está trabajando en colaboración con Carlos de Teresa, especialista en Medicina Deportiva, para implantar diversas acciones encaminadas a la prevención del riesgo cardiovascular promocio0nando el deporte en las empresas.
La obesidad reduce la productividad
Los empleados que sufren obesidad moderada o grave reducen su productividad laboral, incluso si se les compara con otros trabajadores con sobrepeso y obesidad leve, según un estudio que se publica en el último número de Journal of Occupational and Environmental Medicine.
El trabajo, realizado por Donna M. Gates, de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, concluye que los trabajadores con obesidad moderada y extrema mostraban las mayores limitaciones de salud, especialmente en el tiempo dedicado a realizar las tareas y en la capacidad para las actividades físicas.
Los investigadores concluyen que los programas desarrollados en el trabajo y destinados a reducir la obesidad, especialmente entre los empleados más obesos, podría ayudar a reducir los costes originados por la pérdida de productividad.
"Los resultados apoyan las conclusiones de otros estudios, que indican que una pérdida del 10 por ciento del peso corporal produce beneficios de salud y económicos. Incluso las perdidas modestas de kilos pueden mejorar la productividad en cientos de dólares por cada trabajador anualmente".