Tras la polémica suscitada con la magistral ‘Brokeback Mountain’, el todoterreno Ang Lee se ha vuelto a su país de origen, Taiwán, a rodar lejos de los USA, aunque simplemente ha sido un cambio de localización, porque ‘Deseo, Peligro’ (‘Se, Jie’, 2007) es ante todo una película a la americana, por así decirlo. La historia se desarrolla en el Shangai de la Segunda Guerra Mundial, pero tranquilamente podría haberse situado en cualquier ciudad norteamericana, y en vez de ser japoneses y chinos, pues alemanes y americanos, con todos los cambios que eso hubiera llevado, evidentemente.
Y es que el amor de Lee por el cine americano, sobre todo el clásico, queda bien patente en esta película de corte oriental, aunque ya teníamos una buena muestra de ello en anteriores películas (siempre me sorprendió que un director como Lee se hiciera cargo en pleno 1999 de un western en la más absoluta tradición del género). No obstante, sus films en territorio americano, son eso, americanos, aderezados por supuesto con su muy personal mano. En ‘Deseo, Peligro’ esa fascinación queda todavía más clara al tratarse de un film oriental, en el que Lee no se corta un pelo.
‘Deseo, Peligro’ nos habla de una historia de espionaje y amor durante la ocupación japonesa en el Shangai de la Segunda Guerra Mundial. Una joven actriz es tentada a llevar sus cualidades interpretativas mucho más allá de las fronteras de un escenario teatral. Haciéndose pasar por una importante mujer casada, tendrá que trabar amistad con la esposa de un colaboracionista de los japoneses, a quien quieren eliminar. En un principio la misión fracasa, pero años más tarde, se les vuelve a presentar la oportunidad y todo vuelve a empezar, si cabe con más peligro para nuestra protagonista.
La película tiene una evolución dramática realmente conseguida, un crescendo especialmente delicado en el que lo único que habría que achacarle es su excesiva duración. Más de dos horas y media es demasiado para una historia que Lee bien podría haber narrado en hora y tres cuartos o dos horas. Lo demás, es simple y llanamente perfecto. La película empieza como una historia de espionaje, en la que nuestra atención se centra en el personaje femenino de este poderoso drama: una chica decidida a todo con tal de llevar a cabo sus sueños de liberación. Gracias a la extraordinaria composición de Tang Wei, el personaje nos resulta de lo más cercano, a pesar de la frialdad del film de la que le han acusado algunos espectadores especializados, cosa que por supuesto no comparto. Wei me parece sin duda el gran descubrimiento de la película, con esa fragilidad y unas gotitas de dureza, que la convierten en una actriz a seguir inmediatamente. Salvando las distancias podríamos estar hablando de una nueva Zhag Ziyi.
En el segundo acto por así llamarlo, el film se centra más en el personaje interpretado por el siempre excelente Tony Leung, uno de los mejores actores vivos. Y es en esta parte donde ocurre algo que me ha llamado la atención y que bien podría ser por culpa de la duración del film. Todo lo que vemos sobre este personaje es a través de los ojos de la protagonista, salvo en los poderosos instantes finales, donde el punto de vista del film cambia. La película se centra en la relación de los dos personajes sin que el espectador tenga conocimiento de las actividades por las que quieren eliminarlo. Tan sólo conocemos eso por boca de los mismos, y la película es tan larga que ésta se resiente en ese aspecto. Por supuesto, Leung con una dureza casi extrema da vida a un introvertido personaje que parece encontrar cierto sentido a las cosas cuando conoce a nuestra protagonista. En las duras escenas de sexo entre ambos, es donde Lee nos presenta todas las cartas, el deseo que uno siente por el otro, se convierte en verdadero peligro para ambos, reflejado excelentemente en la violencia contenida de dichas escenas.
Una escenas atrevidas como atrevido es Lee, que chocan (en el buen sentido de la expresión, si es que lo tiene) con ese clasicismo antes mencionado, y que no está ahí por casualidad. Al respecto cabe citar el hecho de que a la protagonista le encante el Cine, y se meta varias veces durante la película en una sala a ver un film, casi siempre americano. Hay citas a films como ‘Sospecha’, esa obra maestra de Hitchcock con la que ‘Deseo, Peligro’ puede emparejarse en más de un momento. Y luego, ya dentro de la propia trama del film, tenemos una clara alusión a ‘Cortina Rasgada’, el film que demuestra lo difícil que es matar a un ser humano en una de las escenas más duras y terroríficas que el cine recuerda. Lee rinde homenaje al maestro por segunda vez en una portentosa secuencia en la que más o menos ocurre lo mismo, no dejando indiferente al espectador.
Una película estupenda, que supone uno de los últimos títulos realmente buenos del más bien mediocre 2007. Ayer, fiesta de San Sebastián, estaban los demonios sueltos por Palma y la gente en general, detrás de ellos. En el cine, muy poca gente, como a mí me gusta. Agradable velada.