Un riñón mecánico portátil irrumpe en la hemodiálisis


DM. Londres (14/12/2007).- El riñón mecánico portátil ya es una realidad. Tras décadas de trabajo, un grupo de científicos británico ha llevado a cabo un ensayo piloto en el que ocho pacientes pudieron probar un dispositivo de hemodiálisis portátil. El aparato parece cumplir con los requisitos de eficacia.

Cinco mujeres y tres hombres con insuficiencia renal en su último estadio han sido los primeros en comprobar los beneficios de un dispositivo de hemodiálisis portátil. Andrew Davenport, de la Universidad de Londres y del Centro de Nefrología de la Universidad Royal Free, también en la localidad británica, ha conducido un ensayo piloto con el dispositivo portátil, un aparato de hemodiálisis que previsiblemente mejorará la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia renal. Los resultados de este trabajo se publicarán mañana en The Lancet.

Los científicos han comprobado con este trabajo que el nuevo dispositivo no genera cambios cardiovasculares importantes ni tampoco tiene efectos adversos en las cifras de electrolitos séricos ni en el equilibrio sanguíneo.

Asimismo, los índices de flujo sanguíneo y de aclaramiento de creatinina y urea fueron completamente satisfactorios, aunque sí resultaron significativamente más bajos que los obtenidos con la diálisis convencional; por ejemplo, el flujo sanguíneo alcanzó los 59 ml por minuto, comparado con los 300 ml que se consigue de media con la diálisis convencional en Reino Unido. No obstante, con un tiempo de rodaje, la máquina de hemodiálisis portátil acortaba esta diferencia.

Los científicos también constataron que los pacientes se encontraban contentos con el tratamiento y ninguno planteó ninguna queja sobre el artilugio. Incluso aquéllos que así lo quisieron pudieron dormir mientras estaban recibiendo la hemodiálisis sin ninguna dificultad. De forma unánime, estos pacientes recomiendan el uso de la máquina a otros enfermos.

En total se calcula que 1.300.000 enfermos en todo el mundo podrían beneficiarse del nuevo dispositivo, al sufrir insuficiencia renal crónica. La calidad de vida de estos sujetos queda considerablemente mermada, pues pasan a depender de tres a seis sesiones semanales de hemodiálisis; y en algunos casos las sesiones deben ser diarias.

La idea de un dispositivo portátil se lleva acariciando desde hace décadas: en 1970 se planteó por primera vez el desarrollo de un riñón portátil, aunque sólo hasta hace unos pocos años se ha dispuesto de la tecnología necesaria para miniaturizar este proyecto. Tras el éxito de los experimentos con animales, por fin ha llegado a pacientes con este estudio.

Los autores del trabajo abogan por hacer otros más amplios para confirmar los datos de eficacia y seguridad del dispositivo: "Tiene el potencial para convertirse en la forma de diálisis más frecuente de los pacientes en último estadio".