- 200 gramos azúcar.
- 1 litro de leche.
- 3 huevos.
- 40 gramos de maicena.
- ½ corteza de limón.
- 1 ramita canela en rama.
- 4 cucharaditas canela en polvo.
Ponemos a cocer la leche con la mitad del azúcar la cáscara de limón y la canela en rama, y la otra mitad del azúcar la mezclamos las yemas del huevo, el azúcar y la maicena. Cuando comience ha hervir la leche dejamos que hierva suavemente durante 1 minuto y removiendo constantemente para que el azúcar nos se pegue a la cazuela y posteriormente sacamos del fuego la cazuela y dejamos que infusione hasta templar la canela y el limón dentro de la leche. A continuación sacamos de la leche la rama de canela y la cáscara de limón y añadimos la mezcla de las yemas de huevo, azúcar y maicena a la leche templada, removemos el conjunto y mezclamos bien. Rápidamente ponemos a hervir la cazuela removiendo para que nos se pegue y dejamos que espese en el fuego. Si fuese necesario pasamos por la batidora para que la mezcla quede bien homogénea. Vertemos en cuencos individuales y dejamos enfriar en la nevera tapados con papel film para que no coja olores de la nevera. En el momento de servir, espolvoreamos con la canela en polvo.
La natilla es un postre lácteo tradicional, típico de nuestra gastronomía, fácil de digerir y de mucha aceptación tanto por parte de mayores y niños. Desde el punto de vista nutricional destaca por su contenido energético, por su aporte en proteínas, alto contenido en calcio y por su contenido nada despreciable cantidad de colesterol, aportado fundamentalmente por el huevo. Por ser un postre energético, está recomendado especialmente para niños y personas que tengan falta de apetito ya que en cuanto a sabor, es un plato delicioso. Lo único que hay que tener en cuenta es el tamaño de la porción. Repito otra vez más: no hay alimentos que engordan, sólo engorda la cantidad del alimento.