Prueba de esfuerzo y electrocardiograma de reposo, obligatorias en jóvenes


Diario médico (28/11/2007).- El electrocardiograma de reposo en la población joven -hasta 30 años de edad- a modo de screening para detectar patologías de riesgo incompatibles con la actividad deportiva, y la prueba de esfuerzo constituyen dos actuaciones diagnósticas de alta sensibilidad y especificidad en la población deportista juvenil.

Su relación coste-beneficio es muy alta, por lo que el facultativo especialista en medicina deportiva está obligado a manejar adecuadamente dicha tecnología en los reconocimientos médicos. Así de rotundos se han mostrado Araceli Boraita, jefa del Servicio de Cardiología del Centro de Medicina Deportiva del Consejo Superior de Deportes, y Ramiro Lamiel, cardiólogo del Hospital Nuestra Señora de América, de Madrid, que han codirigido un taller, organizado por la Asociación Cántabra de Medicina Deportiva, sobre el estudio de la alteraciones electrocardiográficas del deportista en reposo.
Según Boraita, hay suficiente evidencia científica para afirmar que las cardiopatías que producen muerte súbita en el deportista joven -la hipertrófica o la arritmogénica, además de las anomalías en las arterias coronarias o la patología aórtica, pasan inadvertidas en una exploración cardiológica exhaustiva, dado que los sujetos son asintomáticos y presentan un rendimiento deportivo excelente.

Necesidad de reconocimiento

En cualquier screening los deportistas jóvenes han de pasar obligatoriamente por el electrocardiograma de reposo, "cuya realización lleva poco tiempo, al contrario que su interpretación, en la que el médico ha de poner especial empeño para encontrar signos que indiquen si el deportista sufre una cardiopatía". Boraita recomienda que a los deportistas que van a hacer deporte o actividad física intensa se les realice un reconocimiento médico que determine si existen patologías susceptibles de producir muerte súbita. "Como mínimo debe consistir en una historia clínica, una exploración cardiovascular, un electrocardiograma y, en caso de estar sometido de forma repetida a entrenamiento y a competiciones, se debería incluir en menores de 30 años un ecocardiograma". Entre el 74 y el 94 por ciento de las muertes súbitas que ocurren en el mundo del deporte son de origen cardiovascular, y relativamente frecuentes en jóvenes deportistas, menores de 30 años, ya sean aficionados al deporte o deportistas de élite. "Más del 30 por ciento de las muertes súbitas siguen constando con causa indeterminada porque en muchos casos, la anatomía patológica no es capaz de concluir qué patología ha producido la muerte".

Prueba de esfuerzo

Lamiel explica que es necesario que los médicos deportivos pierdan el miedo a la realización de la prueba de esfuerzo, que es "sencilla y fácil, y que sirve para alertarnos de patologías que pueden ser fatales. Aporta también mucha información de las personas que quieren seguir haciendo deporte pero que han sufrido un infarto o una angina de pecho. Por otra parte, las pruebas de esfuerzo deben aportar al deportista datos suficientes que le permitan planificar y mejorar su entrenamiento para optimizar su rendimiento deportivo". Estas pruebas de esfuerzo suponen una herramienta fundamental para poder valorar el estado de salud de los atletas mediante la prevención y el diagnóstico precoz, y el apoyo científico-médico al proceso del entrenamiento.