Chanson d'amour


"Alain Moreau y su orquesta" amenizan veladas en discotecas para gente ya algo talludita, acuden a restaurantes, residencias de ancianos... El alma del grupo es evidentemente Alain, que pone la voz, y muy conocido del público, aunque se diría que su época ya ha pasado. Alain es un hombre maduro, separado, aunque se lleva bien con la que fue su mujer, y trabaja con ella. Una noche en que actúan en el Aquarius, Alain se reencuentra con un viejo amigo, a quien acompaña una hermosa y joven mujer, Marion. Enseguida queda prendado de ella, y se la gana con su simpatía, aunque Marion rehúsa dar datos personales, se diría que algo le hace sufrir. Ello no obsta para que pasen la noche juntos, pero cuando al día siguiente Alain quiere retomar la relación, ella da a entender que lo suyo ha sido algo ocasional. Como Marion trabaja en una inmobiliaria, y Alain busca casa, acude a sus servicios, lo que le permite verla a menudo. Así se entera de que ella está separada y que tiene un hijo pequeño.

En las películas estadounidenses el sufrimiento tiene siempre un fin, a partir del cual la felicidad eterna pervive. En las películas europeas el sufrimiento humano no acaba. Se tome la decisión que se tome siempre hay un fondo de padecimiento. En este caso se muestra de forma excepcional la ambiguedad de nuestros sentimientos y la imposibilidad de saltar algunas barreras que nos ponemos nosostros mismos para alcanzar la felicidad. No quiero contar más. Deseo invitaros a todos a que veáis esta película magnífica. Seguro que saldréis del cine reconfortados.

El film escrito y dirigido por Xavier Giannoli presenta un buen pulso narrativo y una buena definición de personajes, y ello sin aspavientos ni sentimentalismos facilones. Si acaso se le puede reprochar la escasa progresión de la historia, un exceso regodeo en lo anodino de unas vidas vulgares e infelices, que no logran encontrar algo que les llene. La espina dorsal de la trama la constituye la idea de que la vida se puede vivir plenamente, si se huye de posturas fácilmente conformistas; algo que los personajes descubren paulatinamente. Giannoli sabe hacer un uso excelente de la música, y sus actores protagonistas están soberbios, tanto el inmenso Gérard Depardieu como la guapísima y sufriente Cécile de France.