La glándula tiroides



La glándula tiroides es un órgano que se encuentra en el cuello, por debajo de la “nuez de Adán” y por encima del hueso esternón. Tiene forma de mariposa con dos lóbulos laterales unidos por uno medio o istmo. Normalmente pesa entre 20-25 grs. y es responsable de producir las hormonas tiroideas T3 y T4 que circulan por la sangre hacia todo el cuerpo.

Las hormonas tiroideas son esenciales para el adecuado funcionamiento de todo el cuerpo. Le indican a los diversos órganos la velocidad con que deben darse los procesos metabólicos. Podríamos decir que la tiroides actúa como el director de una orquesta: logra la armonía entre todos sus miembros, indicándoles el ritmo al que deben funcionar.

La glándula tiroides, a su vez, está regulada por otra glándula llamada hipófisis o pituitaria, que a su vez tiene control cerebral. La hipófisis mantiene estimulada a la tiroides mediante una hormona llamada TSH (siglas para abreviar, en inglés: “hormona estimulante de la tiroides”). Cuando la tiroides funciona lentamente, la hipófisis aumenta el estímulo enviándole mayores cantidades de TSH. Por el contrario, cuando la tiroides funciona excesivamente, la hipófisis disminuye los niveles de TSH.

Las hormonas tiroideas T3 y T4 regulan el metabolismo. Es decir, regulan la velocidad con la cual los diversos procesos en el cuerpo ocurren.

Se pueden dar dos tipos de desórdenes en el metabolismo relacionados con la producción de estas homonas:

  • Sobreproducción de la hormona tiroidea (hipertiroidismo)
  • Subproducción de la hormona tiroidea (hipotiroidismo)
Muchas enfermedades y condiciones de la tiroides pueden causar estos disbalances en el organismo. Algunas de las más frecuentes son las enfermedades del sistema inmunológico que puede producir anticuerpos contra la glándula tiroides. Otras enfermedades son causadas por tumores (benignos o malignos) por infecciones en la tiroides (tiroiditis) o por falta de yodo en la dieta (bocio).

Se calcula que la mitad de los afectados permanecen sin diagnosticar a pesar de tener los síntomas típicos. Si no son tratadas a tiempo, estas enfermedades pueden causar problemas cardiovasculares, infertilidad, osteoporosis, y daño a los órganos más importantes.

La buena noticia es que el diagnóstico y las opciones de tratamiento hoy en día son bastante buenos. Cuando son tratados adecuadamente, los pacientes con desórdenes de la tiroides pueden llevar una vida normal y activa.

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