Adelgazar con ejercicio y con dieta


La combinación adecuada de una dieta saludable y la práctica del ejercicio es la clave del éxito para perder peso.

Es bien sabido que el ejercicio es bueno para la salud, pero es más frecuente relacionarlo con la pérdida de peso y practicarlo con ese fin. Por eso, muchas personas piensan que el ejercicio es suficiente para bajar de peso, pero no siempre es así. Creer que después de una sesión de ejercicio se puede comer lo que sea porque ya se han quemado suficientes calorías es una equivocación que lleva, en la mayoría de los casos, a un abandono de la práctica de ejercicio si no se obtienen los resultados esperados.

Si hago ejercicio, ¿puedo comer más?

Una persona que tiene sobrepeso y practica ejercicio con el único fin de perder esos kilos de más debe ser consciente que puede no ser suficiente si no lleva a cabo un plan ordenado en su alimentación. Si se hace ejercicio diariamente pero el consumo de energía es muy elevado no se consigue el objetivo buscado. Así, cuando se quiere perder peso es preciso que el balance energético sea negativo, es decir, que se gaste más energía de la que se ingiere. Esto no quiere decir comer menos, pero sí comer mejor. Un plan de adelgazamiento permite comer mayores cantidades de aquellos alimentos que aportan menos energía y que ayudan a saciarse. Además, si la dieta se acompaña de ejercicio, este hará que la grasa en exceso del cuerpo se vaya quemando más rápidamente.
Combinar la práctica de ejercicio con una dieta saludable, por tanto, contribuye a mantener la salud y, si lo que se busca es bajar de peso, una dieta baja en calorías junto con un plan atractivo de actividad física serán la clave del éxito.

La alimentación desaconsejada

Después del ejercicio, se debe optar por alimentos de pocas calorías para no ingerir más energía que la gastada durante la actividad. De nada sirve hacer ejercicio si después de cada sesión se decide comer una pieza de bollería, más cantidad de espaguetis o un bocadillo más grande, algo tan obvio como frecuente entre mucha gente. De esta forma es muy probable que se ingiera incluso más energía de la que el organismo ha gastado. En caso de comer algo después del ejercicio, es preferible optar por alimentos que no aporten tantas calorías. Así, por ejemplo, un bollo relleno de chocolate aporta 200 calorías a expensas de azúcares simples y grasas, mientras que un pincho de jamón serrano (de 50 gramos de pan) aporta 140 calorías por su contenido en azúcares complejos y proteínas.

También resulta desaconsejado practicar ejercicio cuando han transcurrido varias horas desde la última comida. En este caso, será necesario comer algo antes de la sesión de deporte para así mantener las reservas de glucosa y tener resistencia durante el tiempo que dure la actividad.

La práctica del ejercicio debe entenderse como un hábito de vida al que hay que dedicarle un tiempo más o menos fijo a lo largo de la semana. Poco efecto se nota si se practica ejercicio intenso un día y no se vuelve a hacer actividad en mucho tiempo. Algo similar ocurre si se detiene la actividad física durante el verano, algo que provocará, cuando se retome de nuevo en otoño, la necesidad de un mayor esfuerzo.

Las altas temperaturas, el cansancio acumulado después de un intenso año laboral y la ausencia de trabajo y de obligaciones durante los meses de verano son algunos de los motivos que pueden llevarnos a abandonar el ejercicio. Por tanto, si es preciso es recomendable cambiar de actividad, de modo que el ejercicio no resulte agotador y que se ajuste a la persona que lo practica. El ejercicio presenta múltiples beneficios: contribuye a quemar la grasa, mejora la fuerza muscular y ayuda a mantener la masa ósea.