¡¡¡Hombres!!! ¡¡¡Cuerpo 10 en diez semanas!!! La Barriga.



La tripa es, para un 48% de los hombres, la parte de su cuerpo que más querrían cambiar. Peligrosa para la salud y para la autoestima, uno de cada cuatro recurre a productos cosméticos para tratar de eliminarla. Los expertos aseguran que sólo una combinación de dieta, ejercicio y hábitos saludables pueden ayudar a lucir la envidiada chocolatina.

La curva de la felicidad atraviesa sus horas más bajas. No sólo por aquello del espejo, la moda de las camisas entalladas o los nuevos estándares de belleza masculina, que también, sino porque la barriga, especialmente la de los varones, ha saltado por encima de las consideraciones estéticas y se está revelando como uno de los principales problemas de salud pública. Los barrigones tienen un mayor riesgo cardiometabólico, es decir, un mayor riesgo de desarrollar tanto diabetes tipo II como enfermedad cardiovascular.

Malas noticias, pues, para los vientres rollizos en general… y para los hombres en particular. Porque, mientras las mujeres se desesperan luchando contra celulitis, cartucheras y brazos fofos, en el caso de los hombres la maldición de la grasa se ceba en torno a su cintura, de forma que son pocos los privilegiados que, superados los 40 años, no lucen tripita.

Y esto es así por una cuestión genética: venimos así de fábrica. "A la hora de redistribuir la grasa, hombres y mujeres somos distintos. La mujer tiende a acumularla en el tejido subcutáneo, bajo la piel, principalmente en la zona glúteo-femoral. Es la obesidad ginoide o de forma de pera. En cambio, el hombre tiende a tener poca grasa subcutánea y más grasa intraabdominal, que se conoce como obesidad androide o de forma de manzana".

Pensemos en los niños: en la infancia, niños y niñas son iguales, es decir, blanditos y gorditos, sin formas; pero, en cuanto las hormonas comienzan a actuar, cambia su composición corporal. Las chicas empiezan a tener las célebres curvas y las caderas se van convirtiendo en el contenedor perfecto donde almacenar la grasa que les hará falta en su función reproductora.

El varón, en cambio, no tiene esa posibilidad de acumular la grasa en muslos y caderas. Así, cuando empieza a engordar -y la tendencia, para ambos sexos, es aumentar de peso con el paso los años-, como no tiene esa capacidad femenina de almacenar el tejido graso bajo la piel, lo acumula allí donde puede, esto es, donde tiene su particular saco: Y ése no es otro que la tripa. El hombre que engorda porque come más de lo que gasta, guarda esa grasa en las vísceras, el tronco, el abdomen. Y eso puede provocar muchos problemas de salud.

Porque tener tripilla puede ser fastidioso desde el punto de vista estético -los abdominales del futbolista Cristiano Ronaldo resultan más interesantes, qué duda cabe, que el barrigón del actor Gerard Depardieu-, pero parece que ha llegado el momento de aparcar por un momento la frivolidad y de centrarse en la salud.  Mientras la grasa subcutánea es más o menos inocente, es grasa sin más, la que se deposita alrededor de las vísceras es verdaderamente patológica.

Aparte del peso y su relación con la altura la obesidad abdominal, la prueba mejor  para estimar cuándo una persona está en riesgo cardiometabólico es, sencillamente, la cinta métrica: se mide el perímetro de la cintura y, si está por encima de 102 cm (en mujeres, por encima de 88), tenemos un problema.

 Además de la cinta, hay otra forma casera de hacerse a la idea de si el flotador es en realidad grasa visceral. Es muy sencillo: túmbese boca arriba y vea qué hace su barriga.

Si se le pone blandita, se desparrama hacia los lados o cae en rollos, tranquilo; tiene tripa, sí, y es antiestética, también, pero se trata de grasa subcutánea. En cambio, si su barriga se mantiene dura y alta, si puede apoyar en ella la cerveza sin que se caiga, lamentamos decirle que su panza es una bomba de relojería.

Hasta hace muy poco, la barriga masculina ha sido algo que se daba por sentado. Se consideraba como algo más o menos natural, que aparecía a partir de los 30 y que se asociaba a la estabilidad sentimental: una vez el hombre conseguía su media naranja, se relajaba en todo el sentido de la palabra y se olvidaba un poco de su físico.

Pero algo está cambiando en la estética varonil. Ahora está mal visto tener barriga y existe una corriente de opinión en contra del descuido masculino.  Este cambio puede venir motivado, primero, por la influencia cada vez más creciente de los logros femeninos; las mujeres ya no se mueren socialmente a los 40 ó 50 años, y se está produciendo una especie de envidia en el varón, que tiene que corresponder a ese no descuido de la mujer.

El segundo motivo vendría de la mano de la cultura gay. Los homosexuales se cuidan mucho, se permiten la coquetería y, al ser sexualmente algo más promiscuos -aunque decirlo sea políticamente incorrecto-, tienen que estar más apetecibles en el mercado de la seducción".

 A los hombres les sigue importando menos el físico que a las mujeres, porque siempre se han tenido en cuenta más sus habilidades que su apariencia, pero ahora sí les preocupa. No suelen tener el miedo a los kilos que la mayoría de las mujeres sufren.

En la actualidad la barriga es la parte del cuerpo que más les preocupa  a los hombres entre 30 y 70 años.  Pero además, en distintos estudios realizados en los últimos años a jóvenes de entre 13 y 15 años se ha comprobado que su mayor preocupación, obviamente, es el acné, pero a continuación ya viene la barriga.

A más del 50% de los hombres les preocupa el tamaño de su barriga y el 25% de ellos usa productos específicos para reducirla. El 89% de los hombres europeos considera que el abdomen es la parte del cuerpo que más atención requiere.

La barriga en un hombre  no se considera sexy en absoluto, y de ahí que haya surgido todo un mercado orientado a eliminarla. A los hombres les preocupa su tripa, y bien lo saben los cirujanos plásticos, los entrenadores personales y los responsables de centros de estética. A los primeros se suele acudir cuando la barriga ya ha alcanzado una dimensión considerable y se intenta tirar por la vía más rápida: "Doctor, quíteme este peso de encima".

Pero esto no es tan sencillo si un hombre es obeso. Lo primero que tiene que hacer es adelgazar, porque no se puede actuar directamente  contra la grasa intraabdominal.

Mediante técnicas como la liposucción o la abdominoplastia se puede eliminar el exceso de piel existente o la grasa subcutánea. Pero con la grasa visceral no podemos hacer nada a menos que la persona adelgace.

POSIBLES SOLUCIONES.

La solución para la grasa intraabdominal es hacer dieta, no hay milagros. Para marcar músculos,  objetivo principal de tantos hombres que no sólo quieren quitarse el tocinillo, sino también tener unos abdominales marcados, la tan sobrevalorada chocolatina.

Pues desengañémonos: no hay camino rápido para conseguirlo, ni siquiera el quirófano puede darnos la solución: por mucha liposucción que se haga, no se puede dejar los músculos al descubierto si previamente no se tiene unos músculos potentes.  Además, no hay prótesis mágicas que hagan las veces de abdominales: tenemos prótesis de glúteos o de pectorales, pero, hoy por hoy, no disponemos de ningún implante para el abdomen. Sólo el ejercicio puede ayudar.

PONERSE EN FORMA.  

Hacer ejercicio. Y ahí vienen nuevos errores, como ponerse a hacer serie tras serie de abdominales para encontrar después que ahí sigue el michelín. Frustrante, ¿verdad? Con los abdominales se mejora el tono muscular, pero la barriguilla colgante, la piel gruesa, el flotador, seguirá ahí porque es grasa acumulada.

La mayoría de los hombres piensa que, cuanto más abdominales haga, antes se verán, cuando el que lleguen a verse no depende sólo de estos músculos, sino de la grasa que los cubre. Por eso, si se tiene mucha grasa en la cintura, será necesario hacer ejercicio y controlar la dieta.

Otro error, propio de quienes persiguen el cuerpo danone en 10 días, es pensar que, cuando se tiene grasa en el abdomen, pero no se está especialmente gordo en el resto del cuerpo, hay que hacer únicamente abdominales. Hoy sabemos que es más importante trabajar otras zonas, porque así aumenta más el metabolismo basal y se gasta más a lo largo del día.

Pero es que, además, hacer abdominales apenas quema calorías, por lo que es mucho más interesante trabajar otros músculos que quemen más. Si uno sólo tiene 10 minutos por día para hacer ejercicio y quiere lucir tableta, no debería perder el tiempo únicamente haciendo abdominales, porque no le van a hacer consumir mucho: debería hacer ejercicios de piernas, ya que son con los que más calorías gastamos.

Recordad siempre chicos: en lo primero que se fijan las mujeres en un hombre, es en una buena postura corporal y en la barriga, o mejor dicho, en su ausencia.