Descubren aspectos del funcionamiento cerebral relacionados con el alivio de rascarse


(02/02/2008).- Investigadores de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem (Estados Unidos) han descubierto aspectos del funcionamiento cerebral que podrían explicar por qué rascarse produce alivio y por qué puede resultar difícil dejar de hacerlo. El estudio, el primero que analiza mediante imágenes de resonancia magnética lo que sucede en el cerebro cuando nos rascamos, se publica en la edición digital de la revista Journal of Investigative Dermatology.

Según explica Gil Yosipovitch, en el estudio, que muestra por primera vez cómo rascarse puede aliviar el picor, participaron 13 voluntarios sanos que pasaron por pruebas de resonancia magnética funcional que muestran las áreas del cerebro activadas durante una actividad. Los investigadores rascaban en la pierna a los participantes con pequeño cepillo durante unos 30 segundos y se detenía durante otros 30, así unos cinco minutos.


"Para nuestra sorpresa, descubrimos que áreas del cerebro asociadas con emociones y recuerdos desagradables se volvían menos activas cuando se rascaba a los participantes. Sabemos que esta acción es agradable, pero no sabemos por qué. Es posible que rascarse pueda suprimir componentes emocionales del picor y proporcionar así alivio", señala Yosipovitch.

La menor actividad cerebral se producía en la corteza cingulada anterior, un área asociada con la aversión ante experiencias sensoriales desagradables, y la corteza cingulada posterior, que está asociada con la memoria. Cuando los participantes informaban que la sensación de rascarse era más intensa, la activación en estas áreas era más baja.

Yosipovitch apunta que en ocasiones sus pacientes informan de que al rascarse con fuerza, hasta el punto de hacerse sangre, es la única cosa que alivia su picor crónico. "Esta es la primera prueba científica que muestra que el picor podría ser inhibido por la acción de rascarse. Por supuesto, no es algo recomendable debido a que pude dañar la piel. Pero comprender cómo funciona el proceso podría conducir a nuevos tratamientos. Por ejemplo, fármacos que neutralizaran esta parte del cerebro podrían ser eficaces".

El estudio también mostró que algunas áreas del cerebro se volvían más activas con el hecho de rascarse, incluyendo la corteza somatosensorial secundaria, que participa en el dolor, y la corteza prefrontal, asociada con la conducta compulsiva. "Esto podría explicar la compulsión en continuar rascándose", apunta Yosipovitch.

Un inconveniente del estudio es que el rascar se produjo en ausencia del picor. El equipo de investigadores continúa su investigación para evaluar si los descubrimientos podrían aplicarse al picor crónico.