- 300 gramos de guisantes.
- 4 hojas de acelgas.
- 100 gramos de cebolleta fresca.
- Una cuchara sopera de tomillo seco.
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen.
- Algo de sal.
CÓMO SE ELABORA:
Picamos en tiras las hojas de acelgas y la cocemos en una cazuela con agua hirviendo con una pizca de sal durante 15 minutos. Picamos la cebolleta en brounoisse (cuadraditos pequeños) y la rehogamos en una sartén a fuego suave. Cuando la cebolleta esté transparente añadimos la acelga picada y los guisantes. Cuando se estén rehogando los guisantes aromatizamos con el tomillo y rectificamos de punto de sal. Servimos cuando los guisantes estén tiernos.
Las hierbas aromáticas dan un toque especial a los platos de la gastronomía mediterránea, contribuyendo a potenciar el sabor de los alimentos y además haciéndolos más digestivos. El tomillo combina a la perfección con el sabor suave y ligeramente dulce de los guisantes, y es un sustituto de la sal muy recomendado para aquellas personas que padecen hipertensión o que deben moderar el aporte de sodio de su dieta.
El plato es rico en hidratos de carbono complejos procedentes de los guisantes, que también aportan proteínas vegetales. Si se emplea una cantidad de aceite moderada es un plato que puede incluirse perfectamente en las dietas de control de peso, ya que el contenido en grasa de los guisantes es mínimo.
Se aconseja utilizar como fuente de grasa el aceite de oliva, que ayuda a proteger la salud cardiovascular gracias a los ácidos grasos monoinsaturados que proporciona. El aporte de fibra de los guisantes contribuye a regular el tránsito intestinal, por lo que es un plato recomendado para las personas que tienen estreñimiento. En los guisantes encontramos vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6, ácido fólico), vitamina C y minerales como el fósforo, el potasio y el magnesio.
Tome una sopa como esta como plato único. De postre algo de fruta del tiempo.