- 600 gramos de carne de ternera para guisar.
- 300 gramos de cebolla.
- 2 dientes de ajo.
- Una lata de cerveza rubia.
- 20 gramos de harina (de maíz en caso de celiaquía).
- 4 cucharadas de aceite de oliva.
- Sal.
- Pimienta blanca.
Cortamos la carne en cuadrados regulares y salpimentamos y enharinamos ligeramente. Calentamos el aceite en una cazuela y rehogamos la carne a fuego fuerte hasta que la superficie queda ligeramente dorada. Incorporamos la cebolla cortada en tiras, el ajo picado finito, la cerveza y el caldo. Tapamos la cazuela y dejamos cocer unas 2 horas (50 minutos si cocinamos en una olla expréss). Retiramos del fuego y dejamos enfriar media hora con la cazuela tapada.
Este plato resulta más sabroso si se come al día siguiente de su elaboración. Para ello, guardaremos en la misma cazuela, tapada y previamente fría en el frigorífico hasta el momento de consumir. Servimos el estofado de carne muy caliente, acompañado de la cebolla que haya quedado entera y con la salsa resultante.
La carne de ternera es buena fuente de proteínas de alto valor biológico, y su contenido en grasa es moderado. Los guisos de carne son parte esencial de la cultura gastronómica del país, y también de la dieta mediterránea. Permiten mezclar la carne con verduras y hortalizas haciendo el plato más jugoso y apetitoso. La cerveza que se añade en la receta le va a dar un toque especial de sabor, y el alcohol de la bebida se volatiliza y desaparece con el calor de la cocción, por lo que este plato puede ser degustado sin temor por niños, embarazadas y madres lactantes. Como plato proteico, el equilibrio del menú se conseguirá con un acompañamiento rico en hidratos de carbono como patatas, arroz o pasta.
De postre, una pera en almíbar cortada en trocitos con un yogur natural y uan cuchara de muesli.