La familia pone los cimientos cardiosaludables


La obesidad infantil hace necesario que se implanten medidas preventivas urgentes, en las que la familia tiene mucho que decir y hacer.

(29.09.2007).- En el mundo hay más de 155 millones de niños obesos y con sobrepeso, que son claros candidatos a tener patología cardiovascular cuando lleguen a la edad adulta. Unidos por un corazón sano es el lema del Día Mundial del Corazón de este año y pretende recoger un mensaje claro: el papel que los padres pueden desempeñar en el control del peso de sus hijos y en el fomento de los hábitos de vida saludable.

Diversos estudios demuestran que los padres influyen en los hábitos para mantener la salud cardiaca de sus hijos. "Se debería recordar a los niños que su modo de comer, de beber y de moverse determina su salud cardiaca futura", apunta Shahryar Sheikh, presidente de la Federación Mundial del Corazón.

En este sentido, Srinath Rerddy, director del Consejo Asesor de la Fundación de la citada organización, ha indicado que "los padres tienen una gran oportunidad para dar ejemplo a sus hijos, no sólo en beneficio de su propia salud cardiaca sino también de la de sus hijos. Además, los niños también pueden participar llevando a casa información sobre salud de sus colegios para influir sobre el comportamiento saludable de otros miembros de la familia".

Entorno saludable

Rerddy se ha referido a un trabajo noruego por el que se descubrió que la probabilidad de que un adolescente siguiera una dieta baja en grasa se duplicaba si ambos padres seguían el mismo tipo de dieta. "Otro estudio demostró que la participación de los padres mejora considerablemente los comportamientos de comida y de ejercicio de los niños entre 8 y 11 años".

Es necesario controlar este factor de riesgo desde la infancia, ya que se sabe que los jóvenes obesos tienen un 80 por ciento más posibilidades de sobrepeso cuando llegan a la edad adulta, con lo que aumentan su riesgo de enfermedades cardiacas y de accidentes cerebrovasculares. "Los niños obesos tienen el triple o el quíntuple de probabilidades de sufrir un infarto o un ictus antes de llegar a los 65 años si se comparan con los niños de peso normal".

Para evitar esta situación, la actividad física periódica ayuda a retrasar la estenosis arterial. Según cifras de la Federación Mundial del Corazón, casi el 60 por ciento de la población mundial no llega a la recomendación mínima de 30 minutos de actividad física diaria de intensidad moderada, que en los niños aumenta hasta 60 minutos.

La citada organización también hace hincapié en el abandono del hábito tabáquico. Aquí también los padres tienen un papel importante, puesto que se ha demostrado que los niños de padres no fumadores son menos propensos a fumar. "Un estudio sobre adolescentes demostraba que las niñas que pasaban poco tiempo en casa tenían casi el quíntuple de posibilidades de fumar que aquéllas que estaban más tiempo con los suyos", añade Rerddy.

Todos estos datos indican que los niños pueden recibir un impacto positivo de los hábitos saludables de sus padres, lo que les influirá en evitar los riesgos cardiovasculares cuando lleguen a la edad adulta. Por eso, es importante que la prevención cardiovascular se inicie desde las primeras etapas de la vida en la familia.