Diez cosas que puede hacer un hombre para mejorar su aspecto y ser más atractivo



Se considera que las apariencias engañan, que son irrelevantes y que lo importante está en el interior, pero no deja de ser cierto que nuestro aspecto es nuestra carta de presentación y no está de más cuidarlo. Por supuesto, esa impresión que causamos se vuelve especialmente decisiva a la hora de ligar o de buscar la atención del sexo opuesto.
Las mujeres cuentan con miles de trucos de estilo y belleza que manejan para determinar su aspecto externo, pero los hombres no se quedan a la zaga. No importa si no eres Brad Pitt o si toda la vida has sido el feo en tu grupo de amigos o el poco ligón entre tus hermanos y primos.
1. Deshazte del vello no deseado
Desde aquí tenemos la amabilidad de descubrirte un secreto en el que probablemente nunca te has parado a pensar: el vello de las orejas no es atractivo. Ni el de la nariz. Ni el del entrecejo. Hazte con unas buenas pinzas de depilar y, una vez a la semana, revisa tu cara y arranca esos pelitos que, la verdad, sólo son aceptables si eres un abuelo y llevas pantalón de pana y boina.
2. Haz ejercicio antes de salir de casa
Si te espera una larga noche en la que, además, vas a encontrarte con alguna chica que te interesa, lo mejor que puedes hacer es practicar un poco de deporte unas dos horas antes. Te sentirás más seguro, tus músculos estarán tonificados y tu piel tendrá un  brillo saludable que te hará ­–al parecer– irresistible.
3. Controla tu postura
Mantente erguido, recto, seguro, con movimientos fluidos y el peso bien repartido entre las dos piernas. No hay nada que resulta menos atractivo o que denota una mayor falta de interés que un tipo encorvado o desgarbado. En palabras de tu abuela: “Ponte recto, jovencito”.
4. Cuida tu boca
Al fin y al cabo, besas con ella. Lávate los dientes con regularidad, enjuágate la boca cada noche y procura hacerte una limpieza en el dentista al menos una vez al año. Una buena sonrisa, limpia y cuidada, es una excelente carta de presentación. ¡Por no hablar de un buen aliento…!
5. Invierte en el cuidado de la piel

Lo primero que debes hacer es conocer tu tipo de piel y saber si necesitas hidratarla o protegerla del acné. Por otro lado, las cremas exfoliantes, iluminadoras o reparadores ya no son sólo cosa de chicas. Hazte con un buen lote sin pudor y cuídate si lo que quieres es lucir una piel suave.

6. Haz que tu corte de pelo, tu barba y tu cara sean compatibles entre sí
La diferencia entre un corte de pelo y otro puede ser enorme si tenemos en cuenta los rasgos de nuestra cara y si sabemos qué nos favorece y que no. El pelo más largo o más corto, un tupé, un flequillo, un rapado… A cada uno le resultará más favorecedora una cosa distinta. Del mismo modo sucede con la barba: entre tenerla y no tenerla puede haber un mundo. Piensa qué combinación te gusta más y córtate el pelo con regularidad.
7. Apuesta por un fondo de armario clásico
Hay algunas prendas que no pueden faltar en tu armario: unos vaqueros, un par de camisas blancas, un buen traje y alguna americana. Los complementos, los colores o la manera en que lo lleves te aportarán un estilo más personal, pero esas prendas básicas son una apuesta segura en cualquier ocasión.
8. Utiliza ropa que te siente bien.

Por mucho que tengas ropa carísima, de marca o de un estilo inconfundible, si no te queda bien de nada servirá que te la pongas. Conoce tu cuerpo y tus facciones, lleva ropa de colores que te sienten bien y nunca te pongas una prenda que no te favorezca, por mucho que esté de moda.
9. Conoce tus puntos débiles
Es la mejor forma de minimizarlos, esconderlos o disimularlos. Por mucho que así lo creas cuando te mires en el espejo, te recordamos que no eres George Clooney. Ya lo decía Sócrates: "Conócete a ti mismo". Será la mejor manera de salir ganando.
10. Come y bebe de manera saludable
En realidad, el primer cuidado del cuerpo comienza por dentro. Todo lo que ingerimos afecta al estado de nuestra piel, a la fortaleza de nuestros músculos y a la salud de nuestro cabello. Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es tener una dieta equilibrada y saludable. 

12 claves para una buena salud cardiovascular



A pesar de los avances experimentados por la medicina en los últimos años, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en todo el mundo, pasando de afectar solo a las naciones más ricas a incluir también a los países en vías de desarrollo, donde es responsable del 80% de los fallecimientos. Este cambio de tendencia y la pandemia imparable que suponen estas patologías hizo que en 2010, el Institute of Medicine of the National Academies (IOM), una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de la salud basada en la evidencia científica, convocara a un grupo de expertos mundiales en medicina cardiovascular, liderados por el director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Dr. Valentín Fuster. El objetivo: desarrollar recomendaciones para promover la salud cardiovascular en los países en vías de desarrollo.
Cuatro años después, la revista Scientific American recoge en un número especial –presentado en el CNIC con la asistencia de la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, la secretaria general de Sanidad y Consumo, Pilar Farjas y la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela- los 12 puntos resultantes de aquel grupo de trabajo, con ejemplos concretos de cómo se pueden aplicar con éxito. Este número especial de la veterana revista científica está coordinado por el Dr. Fuster y en él escriben también el decano asociado de Salud Global del Hospital Mount Sinai, Dr. Jagat Narula, el profesor de Cardiología en el mismo centro y coordinador de un proyecto de control de la hipertensión en Kenia, Dr. Rajesh Vedanthan y la directora del informe de 2010 y miembro del Comité en Salud Global del IOM, Dra. Bridget B. Kelly.
"Las enfermedades cardiovasculares están alcanzando proporciones épicas en los países en vías de desarrollo. A pesar de ello, estas patologías crónicas siguen siendo las menos financiadas en salud global. Para conseguir controlar estas patologías tan devastadores y reducir su importante impacto económico, necesitamos más financiación y una mejor coordinación en todo el planeta", explica el Dr. Fuster. "Debemos colaborar a un nivel global y potenciar un mayor compromiso para invertir más en la salud cardiovascular de los individuos, para salvar más vidas y reducir la carga de estas enfermedades tan debilitantes, mientras que disminuimos también los insostenibles y cada vez más altos costes económicos que se derivan del cuidado de los pacientes crónicos de estas patologías, muchas de las cuales son prevenibles", añade el coordinador de esta edición especial de «Scientific American».
Este número especial, el primero de este tipo, ofrece, según el Dr. Fuster, "una completa hoja de ruta" para mejorar la salud cardiovascular", además de demostrar por qué promoverla es tan importante en este preciso momento y cómo, además, es posible tener éxito en esta tarea, explica el también director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinai y Physician-in-Chief del mismo centro. Los autores de la publicación dejan claro que hay numerosos factores involucrados en la epidemia de enfermedad cardiovascular, desde el estilo de vida a la predisposición genética, por no hablar de los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos, como la hipertensión, el sedentarismo o el tabaquismo, entre otros. Sin embargo, cada uno de estos factores puede ser exacerbado por componentes sociales como la pobreza, la guerra o las propias desigualdades socioculturales.
Los expertos liderados por el cardiólogo español han desarrollado 12 recetas que son eficaces para la promoción de la salud cardiovascular y que, como se puede leer en la revista estadounidense, se aplican ya en distintos países con éxito:
1. Reconocer las enfermedades crónicas como una prioridad de la ayuda al desarrollo.
2. Defender y apoyar las enfermedades crónicas como una prioridad de financiación.
3. Mejorar la coordinación nacional para enfermedades crónicas.
4. Implementar políticas para promover la salud cardiovascular.
5. Incluir las enfermedades crónicas y fortalecer los sistemas de salud.
6. Mejorar el acceso al diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares, a las medicinas y a la tecnología, prestando la atención donde se necesite.
7. Políticas y programas de colaboración para mejorar la dieta.
8. Mejorar la información y los datos locales.
9. Definir las necesidades de recursos.
10. Investigar para evaluar lo que funciona en diferentes contextos.
11. Difundir el conocimiento y la innovación entre países similares.
12. Informar sobre el progreso mundial.
El Dr. Fuster ha comentado estas recomendaciones delante de los representantes gubernamentales que han acudido al acto de presentación, aunque ha destacado que no son los únicos que han de involucrarse en la promoción de la salud cardiovascular, algo que ha de ser una tarea conjunta de toda la sociedad.
Via: larazon.es

La sanidad privada tarda en dar cita con el ginecólogo casi 10 veces menos que la pública


El tiempo de espera para operaciones no urgentes es de 32 días, tres veces menor que en la pública.

   El tiempo de espera para conseguir cita con el ginecólogo en la sanidad privada en España está en torno a las dos semanas de media, 14,7 días según datos de 2013, casi diez veces menos que en la sanidad pública, donde la espera en el último año se situó en 106 días de media.
   Así se desprende de los datos del último informe RESA 2014 'Indicadores de resultados en salud de la Sanidad Privada' elaborado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) con datos de 186 centros (120 centros de grupos hospitalarios y 66 centros de grupos ambulatorios).
   Por segundo año consecutivo el informe incorpora el tiempo de espera para la consulta con los especialistas que más volumen tienen en el sector privado (Oftalmología, Dermatología, Traumatología y Ginecología y Obstetricia).
   En todos los casos los tiempos medios están en torno a las dos semanas de espera desde que el paciente solicita la cita, variando de los 10,5 días de media que se tarda para la consulta con el traumatólogo, 11,2 días para el dermatólogo, 13,3 para el oftalmólogo y 14,5 en el caso del ginecólogo.
   En tres de las cuatro especialidades el tiempo de citación se ha mejorado con respecto al año anterior, especialmente en el caso de Traumatología (donde se ha bajado en tres días), mientras que en Oftalmología sube discretamente (12,9 en 2012).
   Para los autores, los datos "refuerzan claramente la idea de agilidad de los centros privados en atención a la demanda". Más aún cuando se compara con los últimos datos presentados la semana pasada por el Ministerio de Sanidad, que reflejaban como la espera media para obtener cita con estos especialistas era de 63 días en el caso del dermatólogo, 78 días para traumatólogo y oftalmólogo y hasta 106 días para Ginecología.

UN MES PARA OPERACIONES PROGRAMADAS, 100 EN LA PÚBLICA

   Por otro lado, el informe ha analizado los datos de más de 75.000 intervencionesrealizadas a lo largo de 2013 para concluir que el tiempo de espera para someterse a una cirugía programada en la sanidad privada era de 32 días en 2013, un día menos que el año anterior y hasta un tercio de lo que se tarda en la sanidad privada, donde la lista de espera a 31 de diciembre estaba en 98 días de media.
   En dicho estudio se tiene en cuenta el tiempo que transcurre desde la realización de consulta de pre-anestesia hasta la realización de la intervención y, pese a la "pequeña mejoría" con respecto a 2012 (33,02), la espera sigue siendo algo superior a los 30 días de media de 2011 y sobre todo a los 27 días de media de 2010.
   Pese a todo, los autores del informe creen que se trata de una "excelente muestra de la disponibilidad de los recursos quirúrgicos de los centros privados".
   Además, la espera es bastante inferior a la que se tiene que hacer en el Sistema Nacional de Salud (SNS) para intervenciones quirúrgicas no urgentes, según los últimos datos presentados por el departamento de Ana Mato, que establecían una espera media de 98 días a 31 de diciembre. En estos casos, se contabiliza el tiempo que transcurre desde la prescripción de la intervención y su consiguiente inclusión en el registro de pacientes pendientes de una intervención.
   En el informe de este año también se ha analizado la ratio de intervenciones ambulatorias sobre el número total de intervenciones quirúrgicas, que se sitúa por encima del 50 por ciento, lo que consideran un buen resultado, sobre todo si se tiene en cuenta que "un gran número de cirugías en la práctica privada se realizan por las tardes, lo que condiciona a pernoctar en el centro y causar estancia".
   Además, ha explicado el director general de IDIS, Manuel Vilches, la estancia media fue de 3,17 días, con estancia preoperatoria excelente que implica que "la mayoría de los pacientes ingresan el mismo día de la intervención".    

MÁS RÁPIDOS QUE HACE UN AÑO EN TRATAR EL CÁNCER

   Por otro lado, el informe RESA de este año ha revelado que en la sanidad privada se tarda menos de 15 días de media desde que se diagnostica un cáncer hasta que comienza su tratamiento, ya sea quirúrgico o médico (tratamiento con quimioterapia o radioterapia), mejorando los indicadores del año pasado.
   En el caso del cáncer de mama el tiempo medio está en 14,22 días, frente a los 18,98 días de 2012, mientras que en cáncer de colon se ha pasado de los 13,75 días del año anterior a los 10,71 días de 2013 y en cáncer de pulmón se tardan apenas 9,53 días en comenzar el tratamiento, frente a los 12,47 días de 2012.
   Los tres indicadores son un "excelente dato de agilidad" que contrasta con las recomendaciones internacionales, que establecen una demora media de hasta 8 semanas.
   Por otro lado, continúa un año más la tendencia de reducir el tiempo medio de espera en Urgencias, ya que el tiempo medio de espera para el triage está por debajo de los 7 minutos y para la primera asistencia de facultativo la demora es de apenas 15 minutos, según datos de dos millones de Urgencias.

MENOS DE DOS SEMANAS PARA HACERSE UN TAC O UNA RESONANCIA

   En lo que respecta a la demora para realización de pruebas complementarias, el estudio muestra que la espera para la realización de una mamografía es de unos 11,7 días, para un TAC está en 8,1 días y para una resonancia magnética en unos 12,5 días. Para esta última prueba ha aumentado el tiempo de espera en el último año en 4 días.
   Además, el tiempo de espera hasta la entrega del informe en cada caso es de 2,7, 3,3 y 3,9 días respectivamente. En estos casos, no obstante, se incluyen todo tipo de pruebas, tanto rutinarias como urgentes.
    El estudio también ha recogido marcadores de eficacia como la tasa de reingresos o complicaciones. De este modo, muestra como las tasas de retorno a las 72 horas de una urgencia es del 3 por ciento, y la tasa de reingreso a los 30 días de un alta es del 4,7 por ciento. En el caso de la cirugía de cataratas, apenas hay complicaciones en los 3 días posteriores a la cirugía en el 0,2 por ciento de los casos.
   Además, el ratio de cirugías de prótesis de cadera dentro de las 48 horas posteriores al ingreso hospitalario se mantiene por encima del 90 por ciento y el de sedación de pacientes para la realización de colonoscopias es de un 90 por ciento y, de gastroscopias, un 88,5 por ciento.

Las siete pruebas médicas que deberían hacerse todos los hombres


De un tiempo a esta parte, han surgido muchas voces en la comunidad médica que advierten de la inutilidad de chequeos  médicos universales. Según sus críticos, las revisiones médicas de este tipo provocan más alarmas injustificadas de las que sería deseable y, por el contrario, son poco efectivas a la hora de detectar las verdaderas amenazas.
Pero, pese a que ningún médico duda de que la mejor forma de atender a los pacientes son los diagnósticos personalizados, elaborados por el médico de cabecera en función de unos síntomas por los cuales se acude al médico, hay una serie de pruebas estandarizadas que son imprescindibles a partir de cierta edad. Y, como es lógico, son distintas para hombres y mujeres.
Estas son las pruebas que todos los hombres deberían hacerse llegado el momento, para prevenir males mayores.
1. Diabetes
Cuándo
A partir de los 45, o antes si tienes algún factor de riesgo, como exceso de peso, colesterol, alta presión arterial o antecedentes familiares de la enfermedad.
Por qué
Si tu dieta no es todo lo buena que debiera, la diabetes tipo 2 puede empezar a desarrollarse en cualquier momento. La buena noticia es que, si se detecta a tiempo, una dieta de choque puede acabar con ella y que la cosa no llegue a mayores. Si no, el resto de tu vida serás dependiente de la insulina.
Cómo
Existen dos pruebas para medir la diabetes: una medición de la glucosa en plasma (que debe realizarse tras un periodo de ayunas de al menos 8 horas), que se ofrece en la Seguridad Social, y la prueba de hemoglobina A1C, disponible en la cartera de servicios de muchas aseguradoras privadas. El Ministerio de Salud recomienda pasar la prueba cada 3 añosa partir de los 45 años.
2. Índice de Masa Corporal
Cuándo
Es un indicador esencial de nuestra salud y todos deberíamos conocerlo para saber si estamos por encima de las cifras consideradas aceptables.
Por qué
El IMC es uno de los datos más importantes que debemos conocer para hacernos una idea de nuestro estado de salud general. A partir de ciertos niveles –desde el 25– es imprescindible que nos preocupemos por reducirlo, haciendo dieta y ejercicio, si no queremos tener serios problemas cardiovasculares o padecer diabetes. Aunque su cálculo es siempre imperfecto (hay gente sana con un IMC considerado patológico, y gente enferma con un IMC normal), sigue siendo un dato imprescindible para conocer nuestra salud.
Cómo
El IMC es un indicador orientativo. Lo puede calcular cualquier facultativo y suele ofrecerse en las revisiones médicas generales, pero nada nos impide obtenerlo nosotros en nuestra propia casa. Se calcula, sencillamente, dividiendo nuestro peso (en kilogramos) por nuestra estatura (en metros), al cuadrado. Después, basta comprobar la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, para saber si padecemos sobrepeso, obesidad o delgadez (de la que también deberíamos preocuparnos).
3. Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)
Cuándo
Todo el mundo, a partir de los 15 años, aunque deben tener especial atención todas las personas que hayan realizado sexo sin protección o hayan consumido drogas por vía intravenosa.
Por qué
Aunque el impacto del sida ha disminuido en todo el mundo occidental, no podemos dar por ganada la batalla. Todos podemos ser víctima de esta u otras ETS, aunque pensemos que nuestros comportamientos sexuales hayan sido siempre seguros. Hay que tener en cuenta, además, que se puede contraer una enfermedad como el sida y no notar sus efectos hasta pasada una década. Si se detecta a tiempo los retrovirales son mucho más efectivos. Los adultos nacidos entre 1945 y 1965 también deben tener especial cuidado con las hepatitis C, que podrían estar padeciendo sin siquiera darse cuenta.
Cómo
La mayoría de análisis de sangre (incluido el de la revisión médica del trabajo) detectan estas enfermedades.
4. Presión arterial
Cuándo
La presión arterial es la prueba más sencilla del mundo y se puede realizar en cualquier farmacia. A partir de los 18 es conveniente someternos a ella al menos cada dos años, aunque cuando nos vamos haciendo mayores, o si nuestros indicadores previos estaban al borde de lo aceptable, es conveniente que nuestro médico nos la mire siempre que le visitemos.
Por qué
Al igual que el colesterol, la alta presión arterial es síntoma de que algo no va bien en nuestro cuerpo y el sistema cardiovascular está sufriendo.
Cómo
Aunque podemos medir nuestra presión arterial en cualquier farmacia o consulta médica, si tenemos que controlarla de cerca, pues nuestros niveles tienden a ser patológicos, las máquinas que lo miden, conocidas como tensiómetros, no cuestan más de 30 euros.
5. Colesterol
Cuándo
Las autoridades sanitarias recomiendan que los hombres midan sus niveles de colesterol cada cuatro años a partir de los 20, aunque se debe aumentar la frecuencia (y realizar los controles antes) si padeces diabetes, fumas o tienes una alta presión arterial. Aunque las mujeres también pueden padecerlo la hipercolesteloremia es más frecuente en los hombres.
Por qué
Los niveles altos de LDL, el colesterol “malo”, son un gran factor de riesgo en lo que respecta a las enfermedades cardiovasculares, y deben de mantenerse siempre ne niveles aceptables.
Cómo
El colesterol se mide con un análisis de sangre. Aunque nos den la cifra de colesterol total en el examen médico del trabajo no podemos fiarnos de ella, pues para saber si nuestro colesterol es realmente patológico debemos conocer nuestros niveles de HDL (el colesterol “bueno”), LDL y triglicéridos. Dependiendo de sus combinaciones tendremos que seguir una u otra dieta.
6. Colonoscopia
Cuándo
A partir de los 50, cada 10 años. Antes y con más frecuencia si se cuenta con antecedentes familiares de la enfermedad.
Por qué
El cáncer colorrectal es el tercero más común, pero el segundo en mortalidad.Causa 639.000 muertes en el mundo cada año, y las posibilidades de sufrirlo aumentan con la edad. Aunque la colonoscopia es una prueba que resulta muy poco atractiva, y muchos tratan de evitar, es muy importante pasar por ella a partir de los 50.
Cómo
La colonoscopia consiste en la introducción de una pequeña cámara en el ano, para explorar el intestino en busca de pólipos u otros indicativos de que algo no está como debiera. Es mucho menos doloroso de lo que parece, entre otras cosas porque se anestesia a los pacientes. Más dura es la preparación para la prueba: para vaciar el intestino deberás estar en ayuno entre uno y tres días, bebiendo muchos líquidos y tomando laxantes. La buena noticia es que no es necesario repetir la prueba hasta pasados 10 años.
7. Examen de cáncer de próstata
Cuándo
A partir de los 50, cada dos años. A partir de los 45 y con más frecuencia si se cuenta con antecedentes familiares de la enfermedad.
Por qué
El cáncer de próstata es el segundo más común en hombres, pero es de los menos peligrosos si se detecta a tiempo. El problema es que se puede padecer durante años sin que los enfermos desarrollen ningún síntoma, de ahí la importancia de someterse a exámenes en su busca a partir de cierta edad.
Cómo
El método estándar para detectar el cáncer de próstata es un análisis de sangre en el que se mide el antígeno prostático específico (conocido como PSA por sus siglas en inglés), una sustancia cuyos niveles aumentan cuando se está cursando un cáncer de este tipo. Se trata de una prueba muy criticada, pues da pie a muchísimos falsos positivos: falla en el 35% de las ocasiones. Es por ello que, si aparecen niveles patológicos en un examen rutinario, no debemos alarmarnos. Sólo un examen digital del recto (realizado manualmente por un especialista) revelará si, en efecto, padecemos el cáncer. Muchos médicos piden que se estandarice esta prueba en sustitución del examen de PSA.

La comuna paradisíaca de los abuelos


Han decidido abordar la etapa final de su vida de un modo satisfactorio. No quieren languidecer pasivamente con una vejez melancólica, ser una carga para sus hijos o ingresar en una residencia de mayores al uso. Pretenden que el ocaso de sus días sea un periodo activo, nutritivo, jovial, de crecimiento humano y bienestar.

Por ello han fabricado su particular paraíso: Trabensol (Trabajadores en Solidaridad), una comunidad de individuos, con diferentes criterios e ideologías, que han invertido los ahorros de toda una vida en un proyecto que les permite convivir bajo una fórmula cooperativa única en nuestro país.

Todo comenzó hace 14 años cuando, un grupo de amigos a punto de jubilarse y con una intensa actividad social a sus espaldas, cayeron en la cuenta de que se estaban haciendo mayores.

«Queríamos alternativas diferentes a las que habían vivido nuestros padres. Tras muchas horas de diálogos y debates, decidimos constituir una cooperativa y levantar un centro de convivencia para mayores en el que pudiéramos vivir una vejez saludable, ser independientes, ayudarnos entre nosotros y organizarnos gracias a comisiones de trabajo que nos hicieran responsables del funcionamiento del colectivo», explica Paloma Rodríguez, presidenta de la cooperativa, que comparte habitación con su vecina de hace 40 años. «Nos quedamos viudas y decidimos emprender esta aventura juntas. Aquí estamos estupendamente. Es fantástico vivir bajos los lazos de la comprensión y el cariño».

A partir de ahí comenzó una agotadora búsqueda para encontrar el terreno adecuado en el que realizar el proyecto. «Visitamos muchos lugares y, desgraciadamente, vivimos de cerca lo que se mueve en el negocio inmobiliario, fueron muchos los ayuntamientos que quisieron engañarnos. Finalmente apareció Carlos Rivera, alcalde de Torremocha del Jarama, que nos tendió la mano sin intereses ocultos, pagos ni intermediarios, afirmando que Trabensol iba a aportar al pueblo una riqueza enorme y un gran potencial mental y social», apunta José María García, ex secretario de consistorios.

Al pie de la sierra, en una vega llana y fértil, junto a la orilla del río, se erige el colorido complejo de 16.000 metros cuadrados, construido de forma bioclimática por filtración y geotermia, una energía limpia, renovable y económica, que les permite hasta un 75% de ahorro mensual.

«Está todo muy pensado. Las zonas de acceso de la casa están orientadas al norte y las del alojamiento al sur. Tenemos 25 pozos de 150 metros que hacen que el suelo sea radiante y tenga una temperatura constante de 16 grados. Los canalones de los tejados van a un aljibe que recoge el agua de la lluvia y nos permite regar durante tres meses. Los aislamientos térmicos y acústicos están muy cuidados y las luces exteriores están dirigidas hacia abajo para que no haya contaminación lumínica y podamos ver las estrellas», señala Jaime Moreno, periodista y coordinador de la comisión de comunicación del lugar.

Con la férrea intención de edificar un hogar alejado del concepto actual de las residencias de mayores, el complejo, exquisitamente decorado, está preparado para armonizar la cohabitación en común con la vida independiente. Circundando un huerto de 10.000 m2, tranquilos patios y aromáticos jardines, se encuentran las 54 viviendas de los afiliados, 50m2 repartidos entre una cocina americana, un salón, una habitación, un baño geriátrico y una terraza. «Mi anterior casa tenía el doble de metros, estaba harta de trabajar tanto en ella. Esta es muy apañada, cubre todas mis necesidades», afirma María Dolores Hernández, ex enfermera. Su amiga Luisa Llorena, ex dinamizadora social, dice:«Quería llegar aquí como una libélula, ligera de equipaje. Mi marido y yo hemos traído sólo los muebles que han cabido, ha sido un ejercicio de liberación de apegos del pasado. Ahora, nuestra vida cabe en 50 m2», sonríe.

El lugar cuenta con un amplio abanico de zonas comunes en las que disfrutar del momento: biblioteca, hemeroteca, gimnasio, un mini spa de baños terapéuticos, salas de reiki, de acupuntura, de música, de pintura o de edición de video, un claustro zen para pasear cuando hace mal tiempo, un habitáculo con juguetes para que los nietos gocen con los abuelos, salones de reunión para celebrar fiestas o el salón del silencio. «Aquí hay gente que es religiosa y hemos considerado que era necesario crear un espacio común y polivalente para meditar, rezar o practicar yoga. En Berlín van a hacer un centro donde diferentes religiones van a compartir techo, nosotros ya lo estamos haciendo», señala Jaime.

Como bien apunta Pepa Salamanca, ex auxiliar de clínica, «en Trabensol el mayor valor, sin duda, es el potencial humano». La convivencia entre los residentes, en su mayoría gente muy preparada, es plenamente activa y cada uno pone a disposición de la comunidad su experiencia profesional. «Vivimos en un clima de tolerancia y ayuda mutua», cuenta María Dolores. «Tenemos talleres de danzas del mundo, Ikebana, vidriado, costura, pintura, Chi Kung o bricolaje y hacemos nuestra propia gaceta informativa interna». 

Carmela Paz, ex administrativa del Instituto Cervantes asiente: «Es un lugar agradable para vivir. Conoces gente fantástica y haces cosas que te mantienen activa física y mentalmente. Además el entorno es fantástico, mientras que en Madrid te desplazabas a los barrios, aquí te desplazas a los pueblos». José María apostilla: «¡No paramos, cada día hay algo nuevo! Estamos en una adolescencia de la vejez. Mis hijas nos dicen que estamos haciendo la comuna que no pudimos en los 60», bromea.

En la comida todos colaboran en los quehaceres del inmenso comedor que tiene como chef a Mina Tartili, miembro de la asociación Ananda. «Trabajar aquí es gratificante. El ambiente es increíble, hacen todo lo posible por mantener un clima de alegría y solidaridad. Son mayores de alma joven, sabias y con una conciencia social que engancha».

¿Y si llegan momentos de dificultad física o de enfermedad? Jaime explica que están preparados para todo lo que venga. «Hay vigilancia las 24 horas. El complejo está habilitado para personas con movilidad reducida. En cada pasillo hay varios baños, por si hay urgencias, en cada esquina un ascensor con el tamaño suficiente para una silla de ruedas y tenemos un ala, especialmente habilitada, para personas que necesiten cuidados médicos específicos. Queremos pasar nuestros últimos días aquí de la mejor forma posible».


Este sistema de vivienda colaborativa, diseñado y gobernado por los propios residentes, nació en Dinamarca, a finales de los años 60, y se extendió a Norte América, a finales de los 80, bajo la pretensión de volver al sentido de comunidad primigenio de los barrios de antaño.

 "Trabensol ha sorprendido mucho en Europa. Nosotros informamos, con toda libertad, a quienes nos preguntan sobre cómo hemos llegado hasta aquí, pero lo imprescindible es que haya un núcleo humano suficientemente fuerte y comprometido para poder llevar algo así a cabo.", explica Moreno. 

Son tantos los interesados en esta particular forma de vida que ya cuentan con una nutrida lista de espera. ¿Los requisitos? Tener entre 50 y 70 años, identificarse con los principios básicos de solidaridad y ayuda mutua, y tener solvencia económica para mantener los pagos: una inversión inicial de 154.000 y hasta 1100 al mes. "Incluye alojamiento, lavandería, limpieza y la comida del medio día. 

Somos de una generación en la que se compraban pisos porque no había casi alquileres. Los hemos vendido para poder afrontar el coste del proyecto. Tenemos una acción pero la propiedad es de la cooperativa. Quien decida marcharse recupera el dinero, al valor que tenga en ese momento, y si morimos lo recuperan nuestros herederos, que también pueden, si cumplen los requisitos y quieren, venir a vivir aquí."

Información: trabensol.org

Caminar previene la artrosis de rodilla


Andar 6.000 pasos al día reduce el riesgo de problemas de movilidad por artrosis de rodilla

Un nuevo estudio demuestra que andar reduce el riesgo de limitación funcional asociado con la artrosis de rodilla. De hecho, esta investigación, financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos y publicada en 'Arthritis Care & Research', sugiere que caminar 6.000 pasos o más al día puede proteger a las personas con o en riesgo de artrosis de rodilla de desarrollar problemas de movilidad o dificultad al levantarse de una silla y subir escaleras.
Casi 27 millones de estadounidenses mayores de 25 años son diagnosticados con artrosis. Investigaciones anteriores informan de que la artrosis de rodilla es la principal causa de limitación funcional en los adultos mayores, dificultando acciones como caminar y subir escaleras. Según los datos de la Encuesta Nacional del Estado de Salud y el Examen de Nutrición (NHANES III) en Estados Unidos, el 80 por ciento de los pacientes con artrosis tiene algunas limitaciones de movimiento, con un 11 por ciento de los adultos con artrosis de rodilla que necesitan ayuda y asistencia para el cuidado personal.
Mientras que caminar es una actividad física diaria común para los adultos mayores, la evidencia médica informa de que dos tercios de los adultos estadounidenses con artrosis andan menos de 90 minutos cada semana. "Nuestro estudio examinó si caminar más equivale a una mejor movilidad y si es así, cuánto se debe andar todos los días para minimizar el riesgo de desarrollar problemas de movilidad en las personas con artrosis de la rodilla", explica Daniel White, del 'Sargent College' de la Universidad de Boston, en Massachusetts, Estados Unidos.
Para este trabajo, los investigadores midieron los pasos diarios que daban 1.788 personas con o en riesgo de artrosis de rodilla, que formaban parte del Estudio Multicéntrico sobre artrosis. Las caminatas se midieron con un monitor durante más de siete días y la limitación funcional se evaluó dos años más tarde, definida como una velocidad de paseo lenta y una función física superior a 28 sobre 68 según el Índice de Artritis de las universidades Western Ontario y McMaster (WOMAC, por sus siglas en inglés), ambas en Canadá.
Cada mil pasos adicionales que se anduvieron se asoció con una reducción de entre el 16 y el 18 por ciento en la incidencia de la limitación funcional dos años más tarde y andar menos de 6.000 pasos al día fue el mejor umbral para identificar a aquellos que desarrollaron limitación funcional. "Andar es una actividad barata y popular, pero aunque el objetivo es que se camine 10.000 pasos al día, nuestro estudio vio que dar sólo 6.000 pasos es importante para obtener beneficios", destaca White.
En este sentido, este investigador anima a las personas con o en riesgo de osteoartritis de rodilla a que caminen al menos 3.000 pasos o más cada día y progresen en última instancia a 6.000 pasos al día para reducir al mínimo el riesgo de desarrollar problemas de movilidad.

La sanidad española debería privatizarse completamente


Es común escuchar que la sanidad no puede privatizarse por tratarse de un servicio demasiado importante en nuestras vidas; que la sanidad no ha de ser un negocio sino un servicio público y, por tanto, no debería moverse por el ánimo de lucro, sino en la preocupación por las necesidades del paciente. Algunos incluso llegan al extremo de afirmar que la sanidad pública por fuerza ha de ser más barata que la privada, en tanto nos ahorramos el margen de beneficios. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones tiene demasiado fundamento: y es que, justamente por ser la sanidad tan importante, deberíamos permitir una pujante experimentación descentralizada entre distintos modelos organizativos (libertad en el lado de la oferta) que fueran validados o rechazados por un cliente con capacidad real de decisión (libertad en el lado de la demanda).
La sanidad, un negocio
A la postre, un negocio es tan sólo eso: una forma de organizar los factores productivos para ofrecerle al cliente un conjunto de servicios a un determinado precio. Si los costes asociados a esa organización de los factores son inferiores al valor que les atribuye el cliente, entonces ese modelo de negocio obtendrá ganancias, lo que indicará que, hasta el momento, ha sido una organización acertada; si, en cambio, el coste de la organización es superior al valor que le atribuyen los clientes, acumulará pérdidas, lo que indicará que debe reinventarse. A su vez, si un determinado modelo de negocio obtuviera ganancias gigantescas y extraordinarias (esto es, si fuera capaz de producir un servicio muy valioso a un coste muchísimo más bajo que la competencia), estaría señalizando a sus rivales que ésa es la manera óptima de proveer el servicio, procediendo éstos a emularla en un movimiento que tendería a mejorar la calidad del servicio y a abaratar su coste. No en vano, allí donde predomina la libre competencia entre proveedores sanitarios, los resultados en términos de rebaja de costes y de mejora de la calidad son simplemente espectaculares.
Que la sanidad española no sea un sector abierto a la competencia —o, mejor dicho, que sólo esté muy limitadamente abierto a la competencia para aquellos clientes con renta disponible suficientepara pagarse un centro privado después de soportar la mordida fiscal— no modifica que siga requiriendo de un modelo organizativo que busque mejorar el servicio y abaratar el coste. Tan sólo destroza los incentivos y los mecanismos de realimentación con los que sí cuenta un sistema abierto, descentralizado y competitivo frente a uno cerrado, centralizado y monopolizado. En la sanidad pública, no son los empresarios con buenas ideas los que se estrujan los sesos para montar una clínica o un hospital que encaje bien con las exigencias de servicios y de coste de sus clientes, sino que es el burócrata de turno —rodeado de decenas de grupos de presión, cada cual con sus intereses regulatorios particulares— quien de manera solipsista debe organizar todo el sistema sanitario para imponer sus gustos y sus preferencias particulares sobre las de los usuarios finales. A saber, el usuario de la sanidad es el último mono a la hora de decidir cómo organizarla: éste sólo tiene la opción de pagar y callar, aceptando estoicamente la gestión arbitraria que el burócrata efectúa con el dinero que le extrae forzosamente.
La implicación de todo ello es obvia: ¿qué incentivos posee un burócrata sanitario en reducir costes alterando un modelo organizativo que incluso él mismo puede juzgar como caduco? ¿Qué presión siente a buscarse problemas batallando con los lobbies que se lucran de una particular organización del sistema —personal, proveedores, cargos intermedios, competidores, etc.— cuando puede vivir plácida y cómodamente manteniendo el modelo en su forma actual e incluso incrementando el gasto público en beneficio de todos los lobbies y en perjuicio del contribuyente? Ninguno: el sistema público se mueve por la inercia de los intereses creados, no por la soberanía del usuario. Al final, pues, la cuestión es sencilla: ¿queremos un sistema sanitario (público) al servicio de burócratas y grupos de presión o un sistema sanitario (privado) al servicio del paciente?
Por supuesto son muchos quienes sostienen que la competencia en materia sanitaria nos abocaría a un sistema controlado por grandes grupos empresariales cuyo único propósito sería el de recortar la calidad del servicio para encarecer su precio. Un escenario catastrófico que no sólo es mucho más probable que se reproduzca dentro de un sistema público (élites extractivas que viven a costa del usuario), sino que paradójicamente no sucede en aquellos tramos del mercado sanitario que sí exhiben de una cierta libertad (libertad de entrada para el proveedor y libertad de elección del proveedor para el paciente): son pocos los que seguramente se atreverán a sostener seriamente que los oftalmólogos privados o que los dentistas (servicio sanitario privatizado en un 97% en España) se han asociado oligopolísticamente para imponernos tarifas desproporcionadas por servicios deficientes. Es más, aquellos pocos que se atrevieran a articular semejante razonamiento estarían siendo engañados por la nula visibilidad de los costes del sistema sanitario público: por ejemplo, en los últimos 15 años el gasto por paciente en la sanidad pública se ha incrementado a un ritmo que casi duplica el aumento del gasto por usuario en los dentistas. Somos conscientes de lo que nos cuesta lo segundo (hay precios de mercado), pero no lo somos de cuánto nos cuesta lo primero (no hay precios de mercado): y sin embargo pagamos ambos servicios (uno voluntariamente, otro coactivamente).
Los beneficios de la sanidad privada
De hecho, el argumento de que la sanidad pública por necesidad ha de ser más barata que la privada en tanto en cuanto nos ahorramos el margen de beneficios del proveedor no resiste el más mínimo análisis crítico. Primero porque es deshonesto obviar que en la sanidad pública también existe ánimo de lucro: el lucro que de ella obtienen las élites extractivas —burócratas y lobbies— a costa de los paganos contribuyentes. Cuando el personal sanitario protesta por una rebaja del 5% de su sueldo, está exhibiendo un más que flagrante ánimo de lucro salarial; cuando el político de turno promete aumentar el gasto en sanidad, está exhibiendo un populista ánimo de lucro electoral. En ambos casos, el coste de su lucro se descarga coactivamente sobre el contribuyente.
Pero, segundo y principal, por ignorar el concepto de beneficio económico. Todo beneficio está integrado por dos categorías: la remuneración del capitalista que ha financiado la inversión empresarial y las ganancias extraordinarias derivadas de ofrecer un servicio superior al de la competencia (mejor al mismo precio o más barato con la misma calidad). Es obvio que la existencia de ganancias extraordinarias no encarece sino que abarata el servicio sanitario: un proveedor gana más dinero porque descubre un modelo organizativo con el que maximiza calidad minimizando costes. Es precisamente esta rivalidad dinámica entre oferentes lo que consigue de manera proactiva impulsar la innovación empresarial y tecnológica. Por tanto, el único componente que podría encarecer la sanidad privada frente a la pública es la remuneración exigida por el capitalista para financiar la inversión inicial y la reinversión de su capital.
Sucede que en España la función de capitalistas financiadores se ha socializado entre todos los contribuyentes: somos todos los que, habiéndosenos arrebatado un capital que alternativamente podríamos haber ahorrado y rentabilizado, hemos tenido que sufragar la construcción de hospitales o clínicas. Dado que no estamos percibiendo una remuneración específica por ese capital —lo tenemos inmovilizado y no nos renta nada—, no es que la sanidad pública rebaje el coste, sino que se lo impone al contribuyente. Dicho de otro modo: si forzáramos a los médicos a trabajar gratis, ¿estaríamos abaratando la sanidad o estaríamos trasladándoles casi por entero su coste a los médicos?
Huelga reiterar lo obvio: que un mercado sanitario libre sólo puede funcionar correctamente si es un mercado libre. Y los mercados libres requieren de libertad tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta: requieren libertad para que sea el paciente quien gestione su gasto (en lugar de que lo gestione el político) y requieren libertad para que cualquiera pueda presentar ante los usuarios su propuesta de valor. Por eso, modelos sanitarios muy parcialmente libres como el de EEUU (donde, debido a los perversos incentivos fiscales, el gasto sanitario está socializado en un 90%: el 45% lo maneja el Estado y el 45% las aseguradoras) o un modelo europeo de concesiones administrativas (donde no es el consumidor el que elige a su proveedor sanitario, sino que el burócrata de turno le sigue quitando su dinero para otorgárselo discrecionalmente al lobby de turno) pueden fracasar estrepitosamente (la demanda no disciplina a la oferta, sino que ésta se sigue imponiendo sobre la demanda).
La sanidad española debería privatizarse completamente; no a través de concesiones administrativas, sino suprimiendo al menos el 80% del gasto sanitario público para así poder rebajar los impuestos en al menos 50.000 millones de euros actuales (el equivalente a, por ejemplo, eliminar el IVA): la inmensa mayoría de ciudadanos podrían costearse su propia sanidad y aquellos sin recursos incluso podrían verse protegidos por una red de asistencia estatal que, verbigracia, permitiría atender al 20% de los ciudadanos en caso de que su renta fuera insuficiente (con una reforma más amplia del Estado de Bienestar, ni siquiera esta red sería probablemente necesaria. Es verdad que, por desgracia, la transición a este nuevo modelo no podría ser inmediata y su completitud tomaría varios lustros, pero no hay motivos para no emprenderla de inmediato con valentía.
Autor: Juan Ramón Rallo

Recetas para adelgazar: pechugas de pollo rellenas con verduras



Ingredientes (para dos personas):
  • 2 pechugas de pollo 
  • 1 pimiento verde
  • 1 calabacín
  • 1 zanahoria
  • ½ cebolla
  • 50 gr. de queso de untar light
  • Aceite de oliva
  • Pimienta blanca
  • Sal 
Preparación:
1. Abrir las pechugas cortándolas por la mitad, sin llegar hasta el otro extremo. Salpimentar y reservar.
2. Lavar y cortar las verduras. Pelar y trocear en taquitos la zanahoria, el calabacín y el pimiento verde, picar muy fina la cebolla.
3. Poner un chorrito de aceite en una sartén a fuego medio. Cuando esté caliente, añadir la verdura y salteardurante unos diez minutos, hasta que se ablande. Agregar el queso de untar y remover, formando una pasta.
4. Precalentar el horno a 185ºC. Extender las verduras sobre las pechugas y cerrarlas enrollándolas y sujetando los extremos con cordel o unos palillos.
5. Envolver las pechugas en papel de aluminio, colocarlas en la bandeja y hornear durante dos horas a 185ºC. A mitad de horneado, darles la vuelta para que se haga por igual. Cuando esté hecha, retirar el papel de aluminio, cortar en rodajas y servir.

Falsa belleza


Todos sabemos (o deberíamos saber para evitarnos más de un disgusto) que las fotografías que vemos en los anuncios o portadas de revistas (ya sean de personajes famosos o de modelos) están retocadas gracias al Photoshop. Y cuando digo retocadas, no me refiero a pequeños cambios en la luz, quitar ojos rojos o recortar el encuadre de la imagen, sino a cambiar la textura de la piel, agrandar los ojos, empequeñecer la nariz, quitar papada o eliminar arrugas, celulitis, grasa localizada... De hecho, algunos anuncios que utilizaban dichas imágenes tan retocadas (como el de una conocida marca de cremas y Julia Roberts) causaron tal revuelo que en algunos países se llegaron a retirar acusadas de publicidad engañosa. 
La artista italiana Ana Utipia Giordano ha ido aún más allá y ha decidido hacer pasar por los mismos retoques a las Venus más conocidas del arte occidental (por cierto, algunos de estos cuadros, causaron un escándalo cuando se expusieron por primera vez), con la intención de denunciar "la inclinación de la sociedad moderna y empresas publicitarias para corregir la mayor parte de imágenes de cuerpo femenino para alcanzar una perfección falsa, correspondiente a una realidad inalcanzable". Así, la artista ha reducido caderas, allanado tripas y estilizado brazos y piernas de las diosas del amor que protagonizan magistrales obras de arte centenarias. Con esta exposición, Utopia pretende demostrar que "el modelo de belleza ha evolucionado a lo largo de la historia de la humanidad", lo que ha dado pie a un intenso debate en redes sociales.
Pero cuando miro bien las imágenes me doy cuenta que el resultado, en la mayoría de los casos, no es tan espectacular como cabría esperar. ¿Por qué? Porque si bien algunos conceptos de delgadez han ido variando a lo largo de la historia, la armonía de las proporciones está muy presente en las damas de los cuadros originales. Porque cuando miramos un cuerpo bonito, nos fijamos más en sus proporciones, en la armonía de su silueta, en la tersura juvenil de su piel, que en el peso en sí.
La última portada de la revista francesa 'Elle' me lo viene a confirmar. En ella aparece la espectacular modelo Tara Lynn con su talla 48. No me vale que digan "mira hasta las gorditas pueden lucir" (como ya he oído), sino mirar realmente el cuerpo de esta mujer, de sus proporciones, de su piel tersa sin cúmulos de grasa (¿retoque de Photoshop?), en la belleza de su rostro.
Por todo ello sigo creyendo que la Belleza (física) es básicamente armonía en las proporciones, no una talla de pantalón concreta o una copa de sujetador específica, pero también es cierto que los constantes retoques en imágenes, publicitarias o no, pueden llevar a muchas personas a tener unas falsas expectativas cuando se someten a un tratamiento o simplemente se compran un crema, porque la piel que están viendo en dichas imágenes no existe ni ha existido.
Via: diariomedico.com