La carencia de testosterona favorece que disminuya la densidad de los huesos e impide el desarrollo y la pérdida de la masa muscular. También es frecuente que los pacientes ganen peso, con riesgo de caer en la obesidad y adquieran resistencia a la insulina.
Dandona explicó que “aquellos que tienen los niveles bajos de testosterona y además padecen diabetes tipo 2 presentan concentraciones altas de proteína reactiva C, que incrementa el riesgo de desarrollar aterosclerosis y enfermedades del corazón asociadas a la diabetes”.
La investigación se realizó con una muestra de 38 hombres que tenían diabetes tipo 1 y 24 con diabetes tipo 2. Las edades estaban comprendidas entre los 18 y los 35 años años. Los resultados revelaron que los hombres con diabetes tipo 2 tenían la mitad de testosterona libre en la sangre que los de tipo 1.
Ocho de los 24 pacientes con diabetes tipo 2 tenían la concentración de testosterona normal, sin embargo el 58 por ciento del total tenían los niveles bajos. Los diabéticos de tipo 1 presentaban los niveles normales.
Los pacientes con los niveles normales tenían bajos los niveles de la hormona luteinizante y la hormona foliculoestimulante que están relacionadas con la glándula pituitaria, esencial para la producción de testosterona y para ser fértil. Esto provoca que se desarrolle hipogonadismo hipogonadotropo.